Por: Oswaldo Rojas
Periodista crítico y escritor como segunda vocación, Tomás Eloy Martínez fue uno de los intelectuales argentinos cuya labor se extendió de forma internacional, haciéndole ganar el apreció de lectores, colegas y del gremio literario.
Nació en 1934 en Tucumán, Argentina, donde estudió Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad Nacional. Para 1970 obtuvo la maestría en Literatura en la Universidad de París VII.
Según información de la fundación Tomás Eloy Martínez, dirigida por su hijo, a lo largo de su carrera como periodista no solo trabajó como reportero, también se desempeñó como cabecilla de las revistas “Primera Plana” y “Panorama”, y de diarios como “La Opinión”.
Amenazado por la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) se exilió en Venezuela de 1975 a 1983 donde fundó el “Diario de Caracas”, y con los años llegaría a México para desarrollar el periódico “Siglo 21”, en ambos casos realizó un trabajo de opinión mordaz. Un proyecto que finalmente quedó a la deriva fue la creación del diario “El Otro”, al que lo había llamado Gabriel Gracia Márquez.
Su relación con el escritor colombiano le permitió fungir en el Consejo Rector de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), donde comenzó un periodo de maestro que se extendería de forma intermitente hasta el final de su vida.
Para la última década del siglo XX colaboró en publicaciones de renombre como “La Nación de Argentina”, “El País de España” y “The New York Times Syndicate”.
Un año antes de su deceso recibió en España el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria, y en Argentina se le incorporó como miembro de número en la Academia Nacional de Periodismo.
Tomás Eloy Martínez desarrolló también una obra literaria que comenzó en 1969 con la novela “Sagrado”, un texto que contenía una dosis de realismo mágico propia de su admiración de los novelistas de ficción.
Con los años dejaría esa vertiente para concentrase en generar una obra más cercana al periodismo. Como resultado publicó la crónica “La pasión según Trelew” (1974), el libro de cuentos “Lugar común la muerte” y “Réquiem por un país perdido” (2003).
Para 2010, ya devuelta a su natal Argentina, murió un 30 de enero a causa de un tumor cerebral que llevaba años aquejándolo.
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