Por: Melisa Carrillo

Nueva Zelanda, o Aotearoa (tierra de la gran nube blanca), es un conjunto de islas ubicado en Oceanía, que gracias a su posición aislada permaneció inhabitada hasta que grupos polinesios comenzaron a asentarse en la isla hace aproximadamente mil años, desarrollando el grupo étnico maorí.

Según el mito maorí, un semidiós llamado Maui al que se le atribuye la domesticación del fuego y el haber atrapado al sol, era envidiado por sus hermanos por su inteligencia e ingenio, por lo que planearon abandonarlo a su suerte cuando saliera a pescar.

Al adivinar la intención de sus hermanos, Maui, se escondió en la canoa y construyó un anzuelo mágico con una quijada ancestral. Cuando la canoa se alejó de tierra firme, Maui lanzó su anzuelo, al tiempo que recitaba diversos encantamientos mágicos, que le permitieron pescar un pez gigantesco, al que logró sacar de la superficie con ayuda de sus hermanos.

Hongi, saludo tradicional maorí.

Los hermanos, que estaban impacientes por aprovechar la carne y recursos del pescado, lo desmembraron a pesar de las advertencias de su hermano, formando así la diversidad geográfica de la Isla del Norte, conformada por montañas, valles, lagos y costas rocosas.

Según este mito, la Isla Norte de Nueva Zelanda, llamada Te Ika a Maui por los maorís, es el pez que Maoi sacó de la superficie, la Isla Sur, o Te Waka a Maui, es la canoa de Maui, mientras que la Isla Steward, conocida como Te Punga a Maui, es el ancla de piedra de Maui. Después de la llegada y colonización de las islas por Reino Unido, las islas Chatham fueron integradas a Nueva Zelanda.

Actualmente, la cultura maorí aún se encuentra fuertemente arraigada en Nueva Zelanda, en donde se conservan algunas de las construcciones que los maoríes levantaron para protegerse de sus grupos enemigos, diversos bailes y rituales, así como los templos ceremoniales, y el hongi, un saludo que consiste en cerrar los ojos y juntar la frente y la nariz con la otra persona.

Una de las costumbres de los maoríes, era la realización de una danza de guerra o haka, antes de comenzar una batalla para asustar a sus contrincantes, tradición que el equipo nacional de rugby conserva en la actualidad.

Gracias a su ubicación geográfica, así como la actividad volcánica que existe en el territorio ocupado por las islas, Nueva Zelanda cuenta con dos islas principales de climas contrastantes, y un abanico de posibilidades para la actividad deportiva, entre los que destacan los deportes de riesgo acuáticos y el golf.

Asimismo, Nueva Zelanda ha sido la cuna de diversas actividades extremas como el bungge, y de deportes tan extraños como el esferismo, que consiste en rodar en una gran esfera de plástico por columnas empinadas, el frefall extreme (una gran columna de viento que te sostiene en el aire), el schweeb, capsulas que se mueven a altas velocidades por la acción de pedales, o el salto de altura desde la Sky Tower, la construcción más alta de Wellignton, la capital del país.

Esferismo.

Mientras que en la Isla Norte se puede disfrutar de un clima cálido y de playas como Ninety Miles, una de las más extensas del mundo, en la que se puede surfear en sus montes de arena y practicar deportes como el kitesurf, natación, excursionismo, submarinismo y pesca, entre otros; en la Isla Sur se encuentran una serie de valles glaciares, sistemas montañosos y lagos alpinos perfectos para practicar deportes de nieve como el esquí, y observar la fauna marina practicando deportes como la vela.

A nivel mundial, Nueva Zelanda también es conocida por acoger las provincias de Hamilton y Waikato, localidades en las que se filmó las trilogías del Señor de los Anillos y el Hobbit. Así como el excelente desempeño de sus deportistas en actividades como el netball, críquet, rugby y sófbol.