Por: Redacción
Autora de libros como Con Él, conmigo, con nosotros tres, De ausencia, El perro de la escribana, Ojos de papel volando y De amor y lujo, por el que recibió el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero en 2001, la escritora guanajuatense María Luisa Mendoza, celebra este 17 de mayo su 87 aniversario natal y la Secretaría de Cultura reconoce sus valiosas aportaciones a la cultura de México.
Llegada a la Ciudad de México durante su infancia, con la idea de su padre de brindar muy buena educación a sus hijos, María Luisa Mendoza estudió en el Colegio Francés y luego de una mala racha económica que atravesó la familia, sumada al fallecimiento de su progenitor, quien desde pequeña la llamó cariñosamente La China, ingresó a la Universidad Femenina donde estudió decoración de interiores gracias a una beca que le consiguió su mamá.
Más adelante estudió letras españolas en la Universidad Nacional Autónoma de México y también escenografía en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes. Fue maestra de escenografía y periodismo.
Como periodista, colaboró en cápsulas televisivas con Jacobo Zabludovsky, experiencia que le permitió participar durante 20 años en programas literarios. María Luisa Mendoza fue una de las fundadoras del periódico El Día; colaboradora de diversos diarios y revistas como son El Zócalo, El Sol de México, Fin de Semana, Novedades, El Universal, Excélsior, Siempre!, Cine Mundial y Nexos, entre otros.
En un texto suyo está incluido en el libro Autoentrevistas de escritores mexicanos, coordinado por Ignacio Trejo Fuentes e Ixchel Cordero Chavarría y publicado en la colección Periodismo Cultural de la Secretaría de Cultura, la reconocida escritora confiesa “mi vida ha oscilado entre la literatura, la escritura desde niña, la lectura para siempre eternamente, y la política. La he ejercido con pasión y en homenaje a mi padre, político guanajuatense de gran oratoria y honradez. Ser diputado federal me parece un honor además de un derecho… Bueno, si el paso de periodista a escritora hizo surgir un rechazo sutil o visible, como quieran (no soy paranoica sino sensible neurótica) hay que imaginar el hecho de estar en la Cámara, hacer leyes, presentar anteproyectos para la protección a los animales, la defensa del idioma, etcétera. El repudio no se hizo esperar. Lo sentí, lo siento. El peso pende aún sobre mí: la soledad”.
Al mismo tiempo reconoce: “Mas si analizo la causa por la cual todas las editoriales de México, las mejores, me publican en un santiamén no ha de ser por la militancia y el haber saboreado el mejor gajo de mandarina de mi vida. Eso es verdad, tampoco importa, lo único pesaroso (de pesar y de peso) es la mella, la abolladura en mi ánimo para seguir escribiendo”.
“Mi vida: una granada de goterones de sangre. No hay queja, seguiré amando hasta mis últimas fuerzas, amo la gallardía del amor, me gusta estar con un hombre a mi lado, lo considero irremplazable, como un libro, como el sueño, o el paisaje nevado descubierto al amanecer desde una litera del Orient Express del entonces ido. Muchos míos se han confinado en la soledad sitiados contra el amor. No es mi caso, si vivo, amo y doy, deseo la inteligencia y la bondad, poco he variado de la niña que fui y de la anciana que seré, mi fe religiosa intocada, mi posición política invariable, mis combates por los hijos mudos de Dios firme en medio de la conflagración de los tiempos mexicanos.”
En ocasión de su 86 cumpleaños el periodista René Avilés Fabila (1940- octubre 2016) dedicó su colaboración periódica en La Crónica a María Luisa Mendoza donde la describió “La China Mendoza es de nostalgias hermosas, ha sido muy selectiva y sus recuerdos, reales o inventados, nos permiten observar detenidamente un mundo deslumbrante, el suyo, el que describe con frases largas, enclíticos, esdrújulas y adjetivos muy sonoros, inventando palabras y diciendo las cosas en un estilo peculiar y distinto al de todos nosotros, los que no nos atrevemos por carecer de audacia. Sí, eso tiene La China, audacia, la tuvo siempre, aunque ahora la esconda en casa, a donde a muy pocos recibe salvo que sean como ella y amén las cosas más deslumbrantes y que, para desgracia de todos, están en extinción”.
“Es una escritora que habla como escritora y escribe como escritora, lo es de pura cepa, porque ama las palabras y les da un cuidado y un sentido muy peculiares. La conozco, la observo con cuidado y me he dado cuenta que el eje de su trabajo es la belleza del amor, del varón, de los gatos y los perros que la rodean, de los libros de la buena prosa y grandes historias épicas, la de las muñecas antiguas; ama la rotunda eficacia del tequila y la charla con sus amigos. Nació también aristócrata de ideas y progresista por convicción, su nacionalismo es conmovedor, como lo era el del notable y admirado Gastón García Cantú, historiador fallecido hace algunos años, su amigo y su hermano mayor, y entonces le duelen las desgracias de Guanajuato y las de todo su México, las del planeta, que también es suyo”.
Autoentrevistas de escritores mexicanos está disponible a la venta en la red nacional de librerías Educal tanto en su página electrónica (http://www.educal.gob.mx/) como en mostradores. Para mayor información sobre el libro consulte http://www.cultura.gob.mx/periodismo/
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