Por: Colectivo 2452 FES Aragón/
Si bien se cree que por la densidad de población las grandes ciudades son donde hay más separaciones, se tiene que Nuevo León es el estado con más divorcios en México. En 2018, según cifras del Inegi, en la entidad hubo 63.8 por cada 100 matrimonios, más del doble de la media nacional de 31.2 casos. Otros estados con altos índices son Aguascalientes, con 25.4 y Chihuahua, con 24.1. La Ciudad de México registró 39 divorcios por cada 100.
Por el contrario, las menores tasas corresponden a Veracruz donde sólo se registran 4.6 casos, Chiapas con 4.9 y Oaxaca con 5.3.
De acuerdo con las cifras, las mujeres se divorcian más jóvenes, mientras los hombres mantienen un promedio de 40 años cuando deciden dar por terminado el matrimonio.
Por entidad federativa, Guanajuato es el estado en el que las parejas deciden disolver su matrimonio a edades más tempranas: 37.8 años para los varones y 35.5 para las mujeres. Sigue Chiapas, con 39.3 y 35.9 años respectivamente, Zacatecas, Quintana Roo y Campeche completan los cinco estados con parejas más jóvenes que deciden separarse.
En contraste, las mujeres presentan la mayor edad al divorcio en la Ciudad de México (40.6 años), y en Morelos, Veracruz y Baja California la edad promedio es de 39 y le sigue Puebla con 38 años.
Por su parte, los hombres registran la mayor edad media al divorcio en la Ciudad de México (43.4), Morelos (42.4) y en Veracruz (42.5 años); siguen Baja California y Puebla con 41.
Al momento del divorcio, la mayor proporción de los presentes manifestó contar con escolaridad de nivel secundaria o equivalente, 22.2 por ciento en el caso de los hombres y 23.1 en el de las mujeres; sigue preparatoria, con 0.2 para ellos y 19.4 para ellas, por lo que respecta al nivel profesional, este fue de 16.7 en hombres y de 17.2 por ciento en mujeres.
Según el portal de citas Ashley Madison, las ciudades mexicanas con más personas infieles por usuarios registrados, son: Zapopan, 3.3 por cada mil habitantes; Guadalajara, con 3; Puebla, 2; Ecatepec, con 2.1 y la Ciudad de México, con 1.5
La guerra de los bienes
La historia inicial que Yazmín se atrevió a contar la infidelidad desató una bola de nieve, pues el hombre a quien había amado al final le quería quitar todo: “Un fin de semana, mientras hacíamos el quehacer, se quejó de que estaba harto de todo, mientras alzaba cada vez más la voz, le pedía que se tranquilizara porque la niña estaba en la sala. Me gritó que no me amaba más de tres veces, y cada vez que lo dijo sentí como si alguien me clavara un cuchillo, mi hija estaba hecha un mar de llanto. Le dije que se fuera, él seguía gritando que ya no aguantaba estar en la casa, le grité que se fuera mientras lo empujaba hacía la puerta y cuando ya estaba afuera me dijo:
— ¡Pero me llevo mis cosas y el carro!
— ¡Tú no te vas a llevar nada! —respondí y azoté la puerta.
“Se fue, abracé a mi hija y le dije que todo saldría bien. La tomé, así como unas cosas y nos fuimos a la casa de mis papás; les conté todo, ellos me apoyaron y mi cuñada me recomendó con su primo que era abogado de lo familiar. Para mi sorpresa él ya había metido el divorcio; estuvimos en contacto sólo por teléfono y nunca fue grosero. Llegamos a un acuerdo, yo me quedé con la custodia de mi hija y él tenía derecho a verla las veces que él quisiera.
“Le pedí pensión, me dijo que lo aguantara tres años en lo que terminaba una carrera técnica y yo accedí, pero en esos tres años nunca fue a visitar a mi hija, ni siquiera una llamada para ver si estaba bien. En 2009 metí la demanda de pensión, él dijo que estaba bien, siguió sin ver a nuestra hija; pasaron nueve años y retiró su apoyo económico”.
Sobre el esfuerzo de ayudar a quien fue la pareja, Enrique Carrera concluye: “Es importante saber que tienes el apoyo o bien que le puedes brindar auxilio, esto puede hacerte crecer como persona. La verdad es que existen muchas variantes o matices acerca del divorcio, por lo que es recomendable hacer un trabajo personal que permita tomar una decisión de la manera más saludable para la familia.
“Asumir la responsabilidad por la que el matrimonio está decayendo y reflexionar que lo que no se resuelva no lo resolverán en otra relación, por lo que es mejor hacer un autoanálisis y de ser posible resolver en la relación la crisis.”
Para muchas parejas jóvenes el matrimonio ya no es una opción, pero para otras aún lo ven con esa ilusión que desata la pasión del enamoramiento. Lo mejor para las parejas es conocerse en convivencia, pues de acuerdo con lo expuesto no es lo mismo que estar cada quien en su casa.
NOTA: Este reportaje fue elaborado por alumnos de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.
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