Por: Redacción/
Niños y adolescentes disfrutaron este domingo 29 de abril del segundo y último día de actividades del Festival ¡Todos a jugar! 2018, organizado por Alas y Raíces de la Secretaría de Cultura en distintos espacios del Centro Nacional de las Artes que en esta ocasión celebró y promovió los derechos de los menores.
Desde temprana hora, decenas de familias acudieron a talleres, narraciones orales, lecturas en voz alta, espectáculos circenses, danza, teatro y conciertos dirigidos a niños de todas las edades, incluyendo primera infancia y preescolares.
Para los niños entre siete y 12 años se llevaron a cabo talleres de construcción de móviles en forma de aves, artes circenses y malabarismo, un taller de experimentación y aprendizaje de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, periodismo infantil, y el arte de hacer radio para hablar de los derechos.
Para los más pequeños hubo talleres en los que los padres y sus hijos disfrutaron de danza, artes plásticas, música y cantos, además de juegos relacionados con la expresión corporal y la literatura.
Con el apoyo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Ciudad de México se contó con un cinemóvil itinerante en el que se proyectan cortometrajes relacionados con el tema de este año.
Asimismo se montaron dos exposiciones, la muestra fotográfica Estos son nuestros derechos y Ahí va un navío vío cargado de…¡Juguetes! conformada por juguetes tradicionales hechos de madera, plástico, barro, papel maché y trapo.
En el Auditorio Blas Galindo, la Liga Teatro Elástico ofreció a las 13:00 horas una función de La cajonera, pieza silente en la que Mueble nos recuerda a un antiguo costurero con múltiples cajoncillos escondidos, del cual salen objetos, enseres, títeres no convencionales y, móviles relacionados con los zapatos. En ese mismo espacio, a las 15:00 horas, se presentó La leyenda de Novecento, narración musicalizada en vivo con la compañía Tres Cabras en el Árbol.
A las 14:00 horas en la plaza de las Artes, el público presenció a la compañía Athosgarabathos y su espectáculo Un armario sobre ruedas…y don Melindre en el cajón, en la cual a través de danza contemporánea se narran las aventuras de un simpático abuelito.
La compañía Bomba Teatro dio dos funciones de la obra Otto en el Teatro Raúl Flores Canelo en las que los niños rieron con las cómicas situaciones a las que se enfrenta un clown que pierde su nariz roja.
Susana Ríos, titular del programa Alas y Raíces de la Secretaría de Cultura, destacó que el festival ha sido una oportunidad para que no sólo los niños y jóvenes conozcan de una forma lúdica y divertida sus derechos, sino también sus papás.
“Hay adultos que desconocen que los niños tienen derechos y piensan que deben llegar a la mayoría de edad para tenerlos. No saben que, por ejemplo, jugar es un derecho de todos los niños y no es un premio porque se portaron bien”.
Consideró que el juego es una manera en la que niños y jóvenes ejercitan su imaginación y creatividad, así como una fuente de bienestar.
Uno de los eventos especiales fue el foro de participación Plenaria Pido la palabra por mis derechos, con la presencia de Susana Ríos; Ricardo Bucio, representante del Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), y Christian Skoog, de UNICEF en México.
Reunidos en el Aula Magna José Vasconcelos y acompañados de estudiantes de primaria, abordaron temas relacionados con el respeto a los demás, el cuidado del ambiente y la igualdad entre niños y niñas.
Christian Skoog, representante de UNICEF (Conferencia Internacional de Naciones Unidas para la Infancia y la Familia) en México, celebró que existan espacios en los que la voz de los niños sea escuchada e invitó a los adultos a atender las demandas de los infantes.
En el espacio lúdico primera infancia se efectuaron narraciones orales con Astrid Perellón y Hania Jiménez relacionada con los zurdos e historias de amistad en momentos difíciles.
Las actividades del Festival ¡Todos a jugar! concluyeron con un concierto en el escenario principal a las 19:00 horas a cargo de la agrupación Triciclo Circus Band, que fusiona ritmos como el balkan, música oaxaqueña, vals, tango, paso doble, klezmer, polka con un toque circense.
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