Por: Redacción
Por sus condiciones culturales y tradicionales, México resulta un campo fértil para generar diversas expresiones de atracción en turismo oscuro, afirmó Álvaro López López, investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.
Se trata de experiencias ligadas a la muerte, al riesgo, al desastre o a lo macabro, y aunque no se sabe con precisión desde qué año se practican, lo cierto es que cada vez crece más el interés por conocer sitios con esas características, resaltó.
Es una actividad económica lícita y mucha gente local la promueve como un modo de sobrevivencia, y la justifica con el argumento de que se busca que la población conozca estos espacios para que no se vuelvan a repetir historias de guerra o muerte. Si bien no son lugares muy visitados por la poca difusión que tienen, cada vez hay más interés en ellos.
El turismo oscuro se observa desde tres ángulos: a partir de la oferta, cuando las personas son quienes demandan una situación específica o a través de la industria turística, es decir, las agencias o promotores que articulan los lugares con los visitantes.
“Hay que aclarar que no existe el turismo monocriterio, porque en un mismo viaje se puede fungir como turista cultural, sexual, sustentable, consumidor o como aquel que busca expresiones del de tipo oscuro”, apuntó.
Narcotráfico, Día de Muertos, migrantes…
Actualmente, López López trabaja en un proyecto que consiste en analizar diversas expresiones de turismo oscuro en México, donde busca generar conocimiento que contribuya a eliminar los temores que tenemos ante el hecho de conocer nuestras realidades y manifestaciones sociales a través de diversas experiencias turísticas.
El geógrafo indicó que entre las que investigará están las más comunes, como la celebración del Día de Muertos en el Lago de Pátzcuaro y localidades cercanas como Janitzio o Tzintzuntzan, en Michoacán, así como Huaquechula, Puebla, y otros estados.
También hay interés por conocer sitios ligados al narcotráfico, como la Torre Miramar, en Mazatlán, donde se capturó la penúltima vez al Chapo Guzmán; la capilla Jesús Malverde, en Culiacán, Sinaloa; o el panteón Jardines del Humaya, que se asume como el cementerio de los narcotraficantes en México, apuntó.
Otro atractivo es la experiencia de ser migrante. En Ixmiquilpan, Hidalgo, en una localidad llamada El Alberto se oferta la ‘caminata nocturna’, donde los turistas simulan ser ilegales que pretenden cruzar a Estados Unidos. Los locales representan a los polleros o a la migra.
El terreno es agreste, el viaje incómodo, y a lo largo del recorrido los visitantes se encuentran con cholos que los quieren asaltar, narcotraficantes y la migra. El lenguaje y el trato son fuertes, y la situación puede durar dos horas, o toda la noche, añadió.
Los ‘zapatours’ son una alternativa, que gira en torno al Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Inicialmente se enfocó a la venta de artesanías, pero hoy los propios zapatistas reciben viajantes con el fin de dar a conocer su movimiento.
En la Ciudad de México se encuentran casos como la Plaza de las Tres Culturas, que resulta atractiva no tanto por lo que simboliza, sino porque ahí se dio la matanza de estudiantes durante el Movimiento del 68, precisó Álvaro López.
Un caso interesante son los ‘tepitours’, donde además de mostrar al visitante algunas cuestiones del comercio informal, los habitantes del barrio bravo de Tepito exponen parte de su cultura urbana y buscan reivindicar su espacio, muchas veces considerado riesgoso. Ahí también se puede visitar el templo de la Santa Muerte, o los espacios por los que es considerado la cuna del box en México.
En el mundo
Aunque el proyecto del universitario no contempla el turismo oscuro a nivel mundial, dijo que sin duda lo más visitado son los campos de concentración nazi. Por ejemplo, en Auschwitz, Polonia, murieron por lo menos millón y medio de personas, y en torno a este suceso hay una serie de historias que se han vuelto de interés para algunos turistas.
Los túneles de Củ Chi, en la ciudad de Ho Chi Minh, en Vietnam, son un sitio más, o la Zona Cero de Nueva York, donde se derrumbaron las Torres Gemelas. De igual manera, el viaje en Mercedes Benz para ir de Francia a Inglaterra por el Eurotunel, simulando el recorrido que hizo la princesa Diana cuando huía de la prensa y murió. También se puede rentar una limusina y seguir el camino que transitó en Texas J.F. Kennedy cuando fue asesinado.
Una de las experiencias más duras del turismo oscuro puede ser el viaje de la eutanasia, en Suiza, donde la gente contrata los servicios para que se le practique esta intervención deliberada para poner fin a su vida, subrayó.
Finalmente, López López resaltó que “al ofrecerse esta opción también se quitan ataduras sociales. Actualmente hay mayor apertura y permisividad, las personas ya no se sienten avergonzadas de visitar espacios antes impensables porque ahí otros habían sufrido riesgo, dolor, tortura o muerte”.
No Comment