- Grandes filósofos y sociólogos han tratado este tema como una cuestión inherente a las personas y, por tanto, las sociedades tienen innegablemente un componente de violencia social contra la misma sociedad.
Por: Redacción/
El acoso laboral o mobbing está inscrito en la violencia, en un contexto de lucha por el poder donde se trata de someter al otro y minimizar su autoestima mediante agresiones físicas, verbales o emocionales; suele terminar con la renuncia voluntaria, enfermedad mental o conflicto legal, indicó Jesús Felipe Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Este fenómeno, dijo, es similar a los demás tipos de agresión porque forma parte de los distintos grupos sociales (familia, escuela, instituciones); es complejo y de no haber leyes que lo regulen se generarían más problemas psicológicos.
Por supervivencia, prosiguió, el ser humano desarrolló genéticamente un componente de violencia relacionado con el ejercicio del poder; también puede verse cuando los animales se disputan el liderazgo de la manada.
“Desde la biología estos comportamientos bestiales en la naturaleza, como sometimiento de pareja o de otros de la misma especie, ayudan a entender conceptos de violencia, pero esto en la especie humana no es justificable; no hay peor depredador de un ser humano que otro ser humano”.
El universitario destacó que grandes filósofos y sociólogos han tratado este tema como una cuestión inherente a las personas y, por tanto, las sociedades tienen innegablemente un componente de violencia social contra la misma sociedad. Además, el proceso de lo laboral no se da en el momento presente, sino que quien la ejerce la desarrolla desde tiempo atrás.
Uribe Prado explicó que para ingresar a la Comunidad Económica Europea, España tuvo que cumplir con el requisito de contar con leyes para controlar la violencia laboral; a raíz de ello los sindicatos españoles se dedicaron a estudiar el tema y organizaron foros, pagaron investigaciones y hubo una vinculación entre academia y sindicalismo que motivó la creación de una ley. Lo mismo pasó en Colombia años después.
En su libro Violencia y acoso en el trabajo, Mobbing precisa que en los años 90 hablar de ello en México era ser comunista. Sus investigaciones adquirieron relevancia porque en 2018 surgió la Norma Oficial Mexicana, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo-identificación, análisis y prevención, en la cual se afirma que es importante para las organizaciones el diagnóstico y prevención de riesgos psicosociales; dos de estos son: violencia laboral y de género.
Consideró que en nuestro país las estructuras de poder se mantienen de la misma manera que hace tiempo, y en este sentido ahora la violencia laboral se ejerce en otros ámbitos, como en el teletrabajo.
Control del problema
Jesús Felipe Uribe manifestó que la nueva modificación a la Norma de la Ley Federal del Trabajo es un avance importante para los trabajadores en México; sin embargo, aún falta más para disminuir y erradicar el acoso laboral.
“Los trabajadores tenemos que evolucionar para adaptarnos a las actuales circunstancias de la pandemia, ya que lo laboral se metió a los hogares y esto está generando patologías de tipo física, como dolores de cabeza o de espalda, e incluso mental en cuanto al burnout o estrés laboral. Una vez que abran los juzgados veremos el índice de violencia que se ha propiciado durante este tiempo”, enfatizó.
Como conclusión, aseveró que lo primero que se debe hacer para controlar la violencia laboral es reconocer y aceptar que existe en el lugar de trabajo; después deberá incluirse en las leyes, no para tratarla, sino para erradicarla. Es indispensable sensibilizar a los patrones, empleados, incluso sindicatos, con el fin de hacer conciencia de que una persona sana física y emocionalmente será más productiva que una enferma.
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