- De niño, se mudó junto con su familia a la Ciudad de México, en donde estudió en la misma primaria que Luis Echeverría y José López Portillo, con los que por consiguiente entabló una amistad, defendiéndolos a ambos cada vez que se llegaba a dar una pelea.
Por: Nilda Olvera/
El primero de julio de 1992, después de haber pasado dos años en una cárcel de Estados Unidos y seis más en el Reclusorio Oriente, Arturo (Negro) Durazo Moreno, obtuvo su libertad condicional debido a su delicado estado de salud y a su buena conducta, quien posteriormente a su liberación se trasladó a su casa en Acapulco.
Siendo una de las pocas propiedades que aún le pertenecía, luego de que se entablara una investigación en contra de él por los cargos de corrupción, acopio de armas, contrabando, abuso de poder y enriquecimiento ilícito cuando él era director de la Policía Capitalina de la Ciudad de México entre 1976 y 1982, época en el que fue presidente José López Portillo. Y que para evitar ser detenido, Durazo huyó del país, en el que una vez ubicado en Brasil, se le detuvo en el aeropuerto de San Juan de Puerto Rico.
Durazo nació en 1924 en el pueblo de Cumpas, Sonora. De niño, se mudó junto con su familia a la Ciudad de México, en donde estudió en la misma primaria que Luis Echeverría y José López Portillo, con los que por consiguiente entabló una amistad, defendiéndolos a ambos cada vez que se llegaba a dar una pelea.
El Negro, apodo que adquirió en la primaria por su tez morena, trabajó en el Banco de México, ingresó a la academia de policía, para habilitarse como inspector de tránsito, después de un tiempo se convirtió en agente y comandante de la Dirección General de Seguridad, que a través de las “Brigadas Blancas” grupo con alrededor de 240 elementos, encabezaba la famosa “Guerra Sucia”, periodo que consistió en la represión militar y política de los movimientos sociales, principalmente izquierdistas.
Durante el gobierno de López Portillo, éste lo nombró jefe de Policía y Tránsito del Distrito Federal después de que fue a Estados Unidos a pedirle personalmente al mandatario Gerald Ford que eliminara los cargos de contrabando de cocaína que le había impuesto la Corte Federal del Distrito de Miami, Florida.
Mediante su cargo, Durazo integró un grupo de colaboradores “que le ayudarían en la lucha contra la delincuencia”, entre los que más destacó de todos ellos fue Francisco Sahagún Baca, presunto encargado de la Dirección de Investigación y Prevención de la Delincuencia (DIPD) y creador “Los Jaguares”.
También colocó en cargos importantes a sus familiares, se hacía del dinero de las compras del equipo policiaco que cancelaba, además de apropiarse de los salarios de los uniformados que no daba de baja, a la vez de las cuotas que cobró en dólares o centenarios de oro a éstos, que los obtenían por medio de las extorsiones que realizaban.
Se sabía que era un alcohólico, que se drogaba y que le gustaban las mujeres, aludiendo que siempre iban a pedir su ayuda y que Arturo se las otorgó a cambio de favores sexuales. Pero que, a pesar de todo, cada vez que venía su esposa las escondía para que ella no las viera.
Cuando fue enviado a los Ángeles, California y por siguiente extraditado a México, se inició una nueva averiguación contra su supuesta participación en el asesinato y la aparición de 12 cadáveres descubiertos en el río Tula, en los límites del estado de México e Hidalgo, cuyos cuerpos eran de 11 ciudadanos colombianos y un taxista, de nacionalidad mexicana,dichas acusaciones nunca se le pudieron comprobar.
“Ni vago, ni vicioso, un hombre de bien”, palabras con las que se describió Arturo, quien todas las mañanas se desplazaba de su casa en el Ajusco al kilómetro 23.5 de la carretera Cuernavaca por medio de un helicóptero, para luego dirigirse a su oficina en un coche que venía acompañado de cuatro patrullas, dos disfrazadas de taxi y cuatro elementos de motocicletas, siendo un recorrido donde se cerraba vehicular y se vigilaba en cada edificio para que nadie pudiera atentar contra su vida.
Indicó que la riqueza que tenía acumulada era a causa de una vida llena de trabajo y efectivo bien invertido. Pero se sabe que se apoderó de terrenos ejidales, para crear la construcción del Chalet del Ajusco, una casa que cuenta con un galgódromo, caballerizas, una discoteca y un extenso estacionamiento que utilizaba para albergar su colección de autos; al igual que éste, construyó el Partenón, una estructura de estilo olimpo griego ubicado en Zihuatanejo, Guerrero.
A la fecha, se han creado decenas de documentales e investigaciones referentes a Arturo, “El Negro” Durazo, pero el que más ha tenido renombre es el de “Lo Negro del Negro Durazo”, escrita por su jefe de ayudante José González G.
“El Negro“, murió en Acapulco un día como hoy pero del 2000, a consecuencia de un paro cardiaco por el cáncer que padeció. Arturo es sinonimo de corrupción del siglo XX.
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