Por: Oswaldo Rojas
El pasado jueves tuvo lugar la conferencia Narcoviolencia el Estado Ausente organizada por el staff de la revista Variopinto, fundada y dirigida por el periodista Ricardo Ravelo. En la mesa de discusión se reunieron, además, los periodistas José Luis Montenegro, Federico Mastrogiovanni, Vanesa Robles, Heriberto Paredes, Cristian Leyva y José Luis Santillán.
Conmemorando el tercer año de Variopinto dedicaron este evento a uno de los temas que más páginas han ocupado dentro de la publicación.
Ravelo inició su participación diciendo “la narcoviolencia es hablar de todo aquello que es violencia psicológica, los impactos que en sus diferentes formas son puestos en práctica por los carteles de la droga”.
Por su parte, Mastrogiovanni polemizo la ponencia al comentar que a él no le gusta hablar de Estado fallido y mucho menos ausente “a mí me parece que el Estado mexicano está muy presente y funciona muy bien. Lo que sucede es que no funciona como quisiéramos”.
“Tenemos un Estado que se encarga de hacer ejecuciones extraoficiales, como en el caso Tlatlaya, y lo hace con frecuencia y efectividad […] Otra de las cosas que hace bien el estado son las desapariciones forzadas. Como sabemos hay miles de desaparecidos en los últimos ocho años Luego tenemos la tortura sistemática llevada a cabo por la policía en sus investigaciones (lo que ellos llaman investigaciones). Tampoco podemos olvidar la represión ejercida contra cualquiera que decida manifestarse en la calle”, puntualizó el periodista italiano.
En su ponencia explicó que para él sólo la represión es ejemplo de cómo el Estado está muy presente, no es ausente y señaló “el Estado no es fallido, es muy organizado y cuenta con muchos recursos que sabe utilizar. El punto es el como los utiliza. Es (el estado) enemigo del pueblo mexicano o al menos del pueblo que no participa de esta corrupción”.
Los demás ponentes secundaron dicha reflexión. Para ellos el entendimiento de cómo la violencia se ha impuesto en el país surge inseparable de su simbiótica relación con el estado. Misma que ha operado en diferentes modalidades y con fines muy específicos.
José Santillán agregó que podemos interpretar al Estado como exitoso dados esos fines que parecen cumplirse. Un logro que ha permeado a la sociedad de desconfianza y negación hacia sus líderes políticos.
La conclusión a la que llegaron la noche del jueves pasado, fue que el Estado opera bajo una ética que no respeta las leyes que buscan proteger a los habitantes del país y que dichas operaciones han tenido tanto éxito que terminaron por corroer las estructuras, no solo gubernamentales, también las de la sociedad misma que ha disuelto la violencia y se ha apropiado de ella (Narco cultura).
Vemos entonces la aparición del Narcoestado. Una entidad con la que tenemos una relación de odio-miedo, pero de la cual no podemos escapar, pues su sombra sigue de cerca nuestro inconsciente colectivo.
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