Por: Oswaldo Rojas
Durante los 28 días de 2009 en que Esther y sus hermanas permanecieron secuestradas les mutilaron dos dedos a ella y tres a otra. El santero Raúl Martínez Gutiérrez las tiraba al suelo saltando sobre ellas y les arrojaba humo y diversas hierbas en un ritual para que el plagio tuviera éxito.
A pesar de que en 2010 fuera condenado a 60 años en prisión por el crimen de secuestro en contra de tres personas, la Quinta Sala Penal dejó insubsistente la sentencia condenatoria de primera instancia, acatando un amparo dado por el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito del Poder Judicial de la Federación (PJF), de fecha 21 de abril de 2016.
La anulación de la sentencia la dictamino el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX) luego de que la defensa de Martínez Gutiérres argumentara la invalidez de la misma por haber sido ratificada en dos ocaciones, lo que significa que el plagiario quedara en libertad.
Lo anterior se debe a que el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito y los magistrados de la Quinta Sala del TSJCDMX creyeran que las pruebas y testimonios de las víctimas no serían tomadas en cuenta puesto que el complice no fue detenido en flagrancia.
El secuestro de la jóvenes en abril de 2009 lo perpetró una banda que tenia conocimiento de que el padre de la jóvenes dirigía una fabrica de dulces, por lo que asumieron que podría pagar un rescate. Se confabularon con el instructor de gimnasio al que iban las tres hermanas para raptarlas.
Durante 28 días las jóvenes permanecieron en una casa de seguridad en el estado de MÉxico, atadas a las patas de una cama a merced de quienes les cortaban los dedos para ablandar a su padre y de un santero, Raúl Martínez Gutiérrez, que realizaba rituales en favor de recibir el dinero del rescate.
A casi un mes del secuestro miembros de la Fuerza Antisecuestros (FAS) lograron rescatarlas y poco después agentes del Estado de México capturaron a Raúl Martínez Gutiérrez, para ponerlo a disposición de la FAS.
Señalado por su complicidad obtuvo una condena por 60 años en prisión, misma que ayer quedó invalidada.
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