Por: Alfredo Maza
Entre el 2015 y el 2016, el fenómeno climático denominado “La Niña”, que causó severas sequias en diversos países, especialmente de África del Este, cobró la vida de 600 millones de personas alrededor del mundo y este año podría afectar a varios países más, así lo indicó Greg Puley, de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Por ello, tras años sufriendo condiciones de sequía, varios países han construido sistemas de alerta que les permite anticipar fenómenos, para evitar que las familias tengan que vender sus pertenencias y especialmente su ganado, y así evitar que una “una nueva sequia resulte en necesidades humanitarias, con la distribución de comida y agua”.
“Si actuamos temprano, podemos mitigar el impacto y prevenir que se agrave una situación ya bastante difícil. Lo más temprano implementemos un sistema de respuesta, la más eficiente será esta respuesta”, aseveró.
Por lo cual, el funcionario indicó que se trabaja en mecanismos de seguro llamados “inversiones de arrepentimiento”, que tienen un impacto positivo en los países. Además, informó que, en conjunto con gobiernos y varios socios humanitarios, se buscará prevenir los daños con la preparación de sistemas de respuestas.
Entre las medidas consideradas se encuentra reforzar las orillas de los ríos para prevenir inundaciones, con las cuales “quizás se necesite invertir hasta 10 millones de dólares para reforzar las orillas de un río. Pero en comparación, se puede llegar a pagar entre 40 o 60 millones de dólares para ayudar a las poblaciones desplazadas por las inundaciones”, explicó.
Entre los países afectados, de los cuales 23 hicieron un llamamiento para pedir asistencia internacional, se encuentran Somalia, Etiopía y el norte de Kenia.
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