Por. Redacción/
La reciente puesta en libertad de más de 300 niños soldado en Sudán del Sur ha supuesto una noticia positiva para la Representante Especial del Secretario General para la cuestión de los niños y los conflictos armados, Virginia Gamba.
Sin embargo, esa satisfacción no oculta una realidad menos complaciente: muchos de estos menores vuelven a formar parte de los grupos armados que los reclutaron.
“(Lo) Estamos viendo en muchas situaciones donde no hay recursos económicos, no hay trabajo, no hay educación”.
Esa circunstancia se produjo el año pasado en la República Centroafricana.
Tras la liberación de 3000 niños solo se contaba con recursos para reintegrar a la mitad y por una duración de seis meses. Ante la falta de financiación, la otra mitad volvió a unirse voluntariamente a grupos armados.
Debido a ejemplos de este tipo, la Representante destacó la importancia de llevar a cabo un proceso de reintegración serio.
“Que tiene que ir más allá de seis meses, que tiene que incluir asistencia psicológica, tiene que incluir la recapacitación de la persona, darles una educación, asistirlos a conseguir empleo y asistirlos a volver a reconciliarse con sus comunidades.
Esto por lo menos son tres, cuatro años y no hay recursos. Así que es muy importante que los Estados miembros de Naciones Unidas entiendan que no es chiste, la reintegración es un proceso. Si no se hace bien puede convertirse en un círculo vicioso donde puede haber rereclutamiento de niños de forma voluntaria”.
Ese círculo vicioso se refleja en el testimonio de los niños que le expresaron el desagrado de su situación tras la reintegración.
“Y estos niños insatisfechos qué me dicen: ¿Por qué? Yo, que no sabía nada y estaba en guerra, porque es lo único que sabía cuando salí, me dieron una máquina de coser, me enseñaron a coser ropa y que me gane la vida. Y yo no quiero ser costurera, yo quiero ser astrofísica. ¿Y por qué yo no puedo aspirar a eso?
Entonces estamos viendo esa tensión donde no podemos simplemente pensar en esto como una opción para que estos niños se metan en líos. La gente tiene aspiraciones y la juventud tiene aspiraciones también. Así que yo creo que tenemos que rever cómo podemos incentivar a que los programas de reintegración sean verdaderamente complejos”.
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