- Lo que en apariencia podría ser un documental con ese toque terrorífico y hasta paranormal, termina como una serie de hipótesis que indican una muerte accidental. No sin antes alimentar los tres capítulos anteriores con teorías de conspiración, declaraciones de supuestos ciberdetectives y hasta un falso responsable homicida de Elisa Lam.
Por: Griselda Fernández /@greysmagno
Un hotel, ahí donde se albergan los viajeros, se convirtió en un tenebroso sitio donde se presentaron crímenes, suicidios y hasta asesinos en serie se alojaban en sus habitaciones. Es así como Netflix presentó ‘Escena del crimen: Desaparición en el Hotel Cecil’, un filme documental que se esperó con gran entusiasmo; suspenso y misterio fueron la combinación perfecta para su audiencia.
La principal historia gira en torno a la desaparición de la estudiante canadiense Elisa Lam, una joven que vacacionaba en el centro de Los Ángeles. El misterio se desata por la última vez que se le vio.
Una grabación de apenas unos cuantos minutos en la que se le observa nerviosa, escondiéndose, tratando de escapar de algo o alguien e interactuando con una figura que en cámara no es perceptible. Desaparece y no vuelve a saberse de ella. Su cuerpo es hallado hasta varios días después.
A lo largo de cuatro episodios con una duración de casi una hora cada uno, el director Joseph Berlinger plasma los rumores, secretos y mitos que se forjaron alrededor de esta historia, así como las declaraciones de los detectives que estuvieron a cargo de la investigación sobre esta tragedia.
Lo que en apariencia podría ser un documental con ese toque terrorífico y hasta paranormal, termina como una serie de hipótesis que indican una muerte accidental. No sin antes alimentar los tres capítulos anteriores con teorías de conspiración, declaraciones de supuestos ciberdetectives y hasta un falso responsable homicida de Elisa Lam.
Las docuseries son un hit, Netflix lo sabe y lo aprovecha bastante bien. Mantenerte enganchado el mayor tiempo posible a su plataforma, ofreciéndote material “morboso”, alimentando esta fachada sangrienta del Hotel Cecil, presentándote los casos más relevantes de asesinos que dormían tranquilamente en esos pasillos. Un sitio de muerte.
Aunque esto en realidad tiene una explicación más profunda en la que se debe conocer cómo son los alrededores donde la pobreza, la marginación, drogadicción y prostitución son factores fuertes para cometer crímenes o simplemente para que cualquiera ajeno de aquel mundo sea una víctima más de los que viven inmersos en ese entorno.
Hay una tendencia en darle voz a ciertas figuras que se consideran con la capacidad de opinar sobre casi cualquier tema: youtubers / influencers. Aquí es donde todo pierde el sentido, lo que en este producto audiovisual llaman ciberdetectives, en realidad es solo una comunidad obsesionada con resolver el crimen a través de las pocas pruebas públicas que da la policía.
En más de un capítulo se les da un peso mucho mayor a estos personajes que a los propios investigadores y policías que estuvieron a cargo del caso. Cientos de teorías en internet, opiniones de no expertos que se creen expertos, conjeturas sin sentido y todo esto llegaba hasta la línea telefónica de los detectives.
Sin olvidar que criticaron duramente a las autoridades por “alteración de pruebas”, tales como el video conocido públicamente. ¿Ninguno se puso a pensar que la evidencia no se puede dar a conocer, así sin más, a la gente que NO se formó para resolver crímenes? Quizá por sentido común debemos tener en cuenta que esos materiales inalterables solo pueden estar en posesión de los profesionales.
Y por otra parte, el linchamiento mediático. Estos seudodetectives culparon a Morbid, un cantante mexicano de heavy metal que se hospedó en alguna ocasión en el Hotel Cecil. Sus videos y canciones trataban temas delicados como asesinatos, el pretexto perfecto para ligarlo con el homicidio. Sin embargo, aunque se demostró su inocencia, no hubo consecuencia alguna para aquellos que lo acusaron de algo tan grave.
¿Por qué un documental se prestaría a darle tanta notoriedad a estos sucesos que cada vez son más comunes por las redes sociales? Es necesario hablar de ello, claro que sí, pero lo verdaderamente importante, la explicación dada por peritos, forenses y especialistas psiquiátricos indican que todo fue un accidente.
Se creó un mito en el que todo el mundo esperaba un culpable. En el imaginario colectivo existía un homicida y lo buscaban por doquier. Tanta fue la desesperación que la manera en que hilaron la poca información que había fue absurda. ¿No debemos temerle más a ello que a la misma extrañeza del caso?
Todos somos culpables y víctimas de la desinformación, grandes empresas que se dedican al entretenimiento deben replantear la forma en que dan sus contenidos. ¿Y tú ya lo viste?
Yo #YaLoVi
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