Autor Arnulfo Roque Huerta/
Nacieron en México sin embargo han pasado casi toda su vida en Estados Unidos; allí crecieron, fueron a la escuela y planearon un futuro. En junio de 2012, el presidente (en ese momento) Obama anunció el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) el cual buscaba proteger a los indocumentados que habían llegado al país de las barras y las estrellas siendo menores de 16 años y que hubiesen vivido continuamente en el país desde el 15 de junio del 2007 además de no rebasar los 31 años para el 15 de junio de 2012.
Este programa hizo crecer las expectativas de los más de 800 mil jóvenes indocumentados llevándolos a soñar alto y conseguir de este modo el mote de “dreamers”.
Muchos de éstos cuentan con licenciaturas, maestrías y hasta doctorados pero también existe una gran cantidad de estudiantes matriculados en preparatorias y universidades del vecino país luchando por un mejor futuro y considerando tal vez echar raíces permanentes en tierras extranjeras.
Pero las cosas no siempre suceden como se planean o se desean, pues el actual mandatario de los Estados Unidos de Norte América Donald Trump ha decidido revocar el DACA acabado así con el sueño de los antes beneficiarios del programa de Obama.
Cabe destacar que el 78% de los dreamers son de origen mexicano, es decir unas 618,342 personas quienes ahora se encuentran en la incertidumbre de lo por venir y que al parecer no es nada alentador pues la realidad es que no se sienten mexicano pero tampoco son reconocidos como estadounidenses.
Tras conocerse esta situación, el gobierno mexicano ha decidido apoyar a los dreamers con acciones como: Bolsa especial de trabajo en México, programas de crédito joven, oferta de becas, acceso a escuelas importantes del país, revalidación de materias y otros muchos beneficios que se convertirán en una gran bienvenida para estos jóvenes, quienes de regresar al país se les ofrecería un panorama bastante claro y sencillo para adaptarse a la tierra que los vio nacer.
Me parece muy bien que el gobierno mexicano intente colaborar con los dreamers, que se solidaricen con ellos, que no se insensibilicen ante la situación, que los apoyen y no los dejen enfrentar esta situación solos; sin embargo tengo una pregunta, la cual tal vez parezca un tanto suspicaz, pero al ver tanto interés por los mexicanos que viven fuera de nuestras fronteras, al observar la preocupación del pueblo mexicano por lo dreamers, no puedo dejar de cuestionar a nuestros gobernantes:
¿Qué hay con nuestros soñadores?
En México existen muchos chicos que han vivido toda su vida aquí, los cuales son poseedores de grandes capacidades, aptitudes y talentos quienes por muchas circunstancias abandonaron sus sueños; cualquier tipo de programa ofrecido ha sido insuficiente, las bolsas de trabajo son limitadas, con muchas trabas y salarios poco atractivos; los créditos ni hablar, se otorgan a cuenta gotas y con muchas condiciones de por medio.
Las becas no alcanzan para toda la población que las requiere y digo las requiere pues no es solo que las merezca, pues uno de los requisitos principales son los promedios escolares (casi siempre), pero hay chicos que por tener una precaria economía no logran ir todos los días al colegio, no pueden conseguir los materiales necesarios (ni aún los mínimos), no pueden comprar libros, sacar copias o participar en salidas académicas lo cual los lleva a no tener un promedio alto; ellos tienen pocas posibilidades de ser becados.
Un lugar en buenas escuelas es un verdadero sueño para muchos. La oferta siempre se queda corta ante la demanda, cada ciclo escolar es lo mismo: las mejores escuelas ofertan una cantidad ridícula de lugares dejando sin posibilidad a chicos talentosos que obvio no pueden mostrar todo su potencial en un solo examen.
El año pasado solo el 8.94% de los aspirantes que presentaron examen para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México lograron conseguir un lugar, es decir solo unos 12 mil de más de 136 mil fueron aceptados. Con este panorama pregunto pues al gobierno:
¿Y nuestros soñadores qué?
No quiero ser insensible ante la situación que viven nuestros paisanos del otro lado de la frontera norte, pero creo que antes de querer solucionar los problemas al exterior deberían resolver los que por años han aquejado al interior, los que no se han podido o no se han querido solucionar.
Es necesario cuidar los sueños de nuestros soñadores para que no se vean obligados a dejar el país en busca de “mejores oportunidades” pues como ya estamos viendo no fueron tan mejores, cuidemos los sueños de nuestros dreamers para que cuando pisen otras naciones no vayan a pedir sino a ofrecer.
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