Por: Redacción/
¿Tiene usted en su ropero un par de jeans de algodón?, si es así, ¿sabía que para producirlos se necesitaron de alrededor de 10.000 litros de agua, una cantidad mayor a lo que bebería un ser humano en 10 años?
Nuestra ropa tiene un impacto negativo tremendo en el medio ambiente que la mayoría desconoce. La industria textil, la segunda más contaminante del mundo después de la petrolera, produce el 20% de las aguas residuales y el 10% de las emisiones de carbono en el mundo, esto es más que todos los vuelos internacionales y los barcos de carga combinados.
Para producir un kilo de algodón se necesitan miles de litros de agua, y los otros tipos de material que se utilizan usualmente, tales como el poliéster, el nailon o el acrílico, vierten hasta medio millón de micro plásticos anualmente en los ríos que terminan en nuestros océanos afectando los ecosistemas marinos.
Además, aún después de todo este desperdicio, los “tiempos de vida” de nuestras prendas son relativamente cortos y hasta el 85% de los textiles son desechados en vertederos, o incinerados, causando aún más contaminación.
Pero no todas son malas noticias, la iniciativa “Forest For Fashion”, que se traduce como “Bosques para la Moda” de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa y el Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura en alianza con PEFC, demuestra que los bosques pueden ser la solución para que la industria de la moda deje de aportar a la polución mundial.
Los productos de origen forestal (madera, papel, corcho, setas, resinas, esencias…) certificados por PEFC, el sistema de certificación forestal más implantado en el mundo, garantizan a los consumidores que están comprando productos de bosques gestionados sosteniblemente.
Escogiendo PEFC, los compradores pueden ayudar a combatir la tala ilegal y fomentar las principales funciones que ejercen los recursos forestales, tales como el mantenimiento de numerosos ecosistemas y diversidad biológica, y el sustento económico de las poblaciones rurales.
Cabe destacar que, además, en el eslabón productivo, la moda es a menudo un sinónimo de condiciones de trabajo peligrosas, procesos inseguros y sustancias peligrosas, así como crueles abusos, esclavitud moderna y trabajo infantil. Es por ello por lo que para que una prenda sea realmente sostenible, las empresas además deben respetar los derechos del trabajador.
Hacia una moda sostenible
Durante el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible realizado en la sede de la ONU en Nueva York en julio, por primera vez se presentó una colección de moda realizada con tejidos forestales que cuentan con esta certificación.
“Lo principal de esta colección es qué tipo de materiales ha utilizado la diseñadora y que por primera vez está garantizada su trazabilidad, desde el bosque hasta la prenda. ¿Qué significa esto? que todas las empresas que han tenido este producto en sus manos desde la madera hasta la tela, han custodiado esa materia prima y la han transformado de manera sostenible, teniendo en cuenta criterios sociales de los trabajadores de las empresas, a todas y cada una de las personas se les han respetado sus derechos laborales”, explica Ana Belén Noriega la secretaria general de PEFC España, quien conversó con Noticias ONU.
¿Pero cómo se puede pasar de la madera a la tela?, Noriega nos explica que los tejidos se producen desde especies como el eucalipto, el abeto y el haya.
El tejido forestal es un tejido verdaderamente sostenible, reutilizable y puede ser absolutamente ecológico.
“Siguen pasos similares a los que se siguen en la producción de papel, pero con procesos un poco diferentes. Empezamos con la madera que se hace pequeños chips, luego pasamos a la fibra, de la fibra al hilo y del hilo a la tela”, dice.
Noriega recalca que lo más importante es asegurarse que, aunque se utilicen los árboles como materia prima, se haga de manera sostenible.
“Cuidar un bosque de forma sostenible significa cuidar un bosque bien, mantener su biodiversidad, mantener sus funciones de agua fresca, asegurarse que las poblaciones que viven alrededor puedan seguir viviendo en ese bosque y de ese bosque, que haya una interacción entre los humanos y la naturaleza. Si conseguimos un bosque sostenible en el que extraemos la madera de manera que vamos dejando que vaya volviendo a crecer, se trata de un circulo sostenible, y cuidaremos los animales que viven ahí”.
Asimismo, las empresas pueden certificarse en reciclado, de manera que los tejidos se pueden volver a convertir en fibras nuevas y plasmar en diseños diferentes. “Por lo tanto, el tejido forestal es un tejido verdaderamente sostenible, reutilizable y puede ser absolutamente ecológico”, explica la secretaria general de PEFC España.
Dríade, una colección inspirada en las míticas “ninfas” que protegen los bosques
“Para mí la moda siempre ha sido un vehículo de comunicación y un vehículo de valores de desarrollo sostenible”, asegura Maria Lafuente, la diseñadora española quien se encargó de crear la colección “Driade”, la primera presentada a nivel internacional que emplea tejidos forestales que cuentan con la certificación PEFC.
“Esta colección, que la presentamos en la semana de la moda de Madrid, ha tenido mucha repercusión positiva, no sólo por su apoyo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sino porque somos pioneros. Fue muy emocionante recorrer estas dríades, que son las ninfas que protegen los bosques”, dice Lafuente, quien lleva mucho tiempo dedicando sus creaciones a causas que van desde salvar los bosques, hasta promover la inclusión de las mujeres.
“La creatividad es muy fácil unirla a todos estos procesos para que se visibilice y darle oportunidad a la sociedad de conocer este tipo de materiales y generar nuevas acciones de modelos de consumo, que son necesarios”, explica.
En la colección que llegó a Nueva York, también se incluyeron piezas de Código Rojo 149, otra apuesta de María, en este caso para salvar a biodiversidad en peligro en España.
“Código rojo 149 significa el número de especies de flora y fauna en peligro en la zona del parque natural de Doñana en España”, cuenta.
Todas las prendas de “Dríade” fueron producidas con tejido forestal de Textil Santanderina, compañía que cuenta con la certificación PEFC y lleva varios años trabajando por la sostenibilidad en el mundo de la moda.
“La moda a veces puede parecer como algo más banal, pero para mí va mucho más allá. Desde mi apartado no solo como creativa, sino como una persona que cree que hay q tener unos valores sociales y humanos, me gusta generar acciones y colecciones en las que por lo menos pueda la gente saber de dónde viene, que está comprando, de dónde proviene, toda esta certificación que es necesaria para contribuir a una sociedad más justa y equilibrada en todo lo que consumimos”, explica Lafuente.
Cambiando paradigmas
La industria de la moda está valorada en más de 2,5 billones de dólares y emplea a unos 75 millones de personas en todo el mundo, así que tiene sentido cambiar la producción textil de fibras sintéticas basadas en combustibles fósiles a estos textiles renovables y biodegradables, hechos de madera, ese es el mensaje de la iniciativa Forest For Fashion, cuya principal defensora dentro de la ONU es la estrella de la película El tigre y el dragón, Michele Yeoh, quien se desempeña como embajadora de buena voluntad para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
“Muchos de nosotros pensaríamos que es mejor dejar los bosques intactos, sin embargo, a menudo es agregando valor a sus productos que podemos protegerlos mejor, y en muchos casos los esfuerzos de restauración pueden combinarse con bosques productivos”, dijo Yeoh ante el Foro Político de Alto Nivel en la sede de la ONU en Nueva York.
Muchos de nosotros pensaríamos que es mejor dejar los bosques intactos, sin embargo, a menudo es agregando valor a sus productos que podemos protegerlos mejor.
Yeoh asegura que además de que las nuevas fibras son altamente sostenibles, sus huellas de carbono y ecológicas son bajas, también hay diferentes especies de rápido crecimiento adecuadas para diferentes lugares y climas.
“Cambiar los patrones de producción y consumo de la industria de la moda tendrá un efecto dominó en muchos aspectos del desarrollo y proporcionará una contribución visible y significativa para el logro de la Agenda 2030”, aseguró.
Ana Belén Noriega hace eco a las declaraciones y de la actriz, y dice que espera que la colección de María Lafuente así como las creaciones de otros diseñadores que decidieron unirse a la iniciativa Forest For Fashion sean tan sólo un primer paso para un cambio más grande en la manera de consumo y producción de la moda a nivel mundial.
“No solamente la colección de María, que es la que es pionera efectivamente, pero detrás de ella vendrán más. Para prendas deportivas, por ejemplo, este tipo de materiales son buenísimos porque secan muy pronto, transpiran muy bien y tienen una plasticidad muy buena. Si bien ya hay gente que trabaja con estos tejidos en el mundo, nunca se había trazado y garantizado que era sostenible y que los procesos eran adecuados para su producción”, dice.
El mensaje es simple, las decisiones que tomamos como consumidores, desde algo tan básico como elegir cómo y con qué nos vestimos, pueden hacer una diferencia y llevarnos hacia un mundo más sostenible, y, la madera de los bosques bien gestionados y certificados, puede ser la solución que necesita el planeta.
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