• Aunque implicaría una inversión considerable, se trata de un avance relevante en la infraestructura urbana, afirman senadores del PVEM

Por: Redacción/

Desde hace más de 200 años se utiliza el cableado aéreo en postes de madera o de concreto para las líneas eléctricas de alta y media tensión, que representan un riesgo permanente para la población y tienen altos costos de mantenimiento, señalaron los senadores Israel Zamora Guzmán y Raúl Bolaños-Cacho Cué.

Los legisladores del PVEM presentaron un punto de acuerdo para solicitar a la Comisión Federal de Electricidad que se coordine con los gobiernos de las 32 entidades, a fin de sustituir, de manera gradual, el cableado eléctrico aéreo por sistemas subterráneos.

Actualmente, los cables elevados no solamente conducen electricidad, sino también otros servicios como telefonía, internet y televisión, por lo que muchas veces derivan en el desorden y en una “telaraña de cables” que se observa en casi todas las localidades urbanas y semiurbanas del país.

Zamora Guzmán y Bolaños-Cacho asentaron que la tendencia actual en las zonas urbanas desarrolladas consiste en reemplazar los cables aéreos por tuberías subterráneas de cableado.

En la propuesta, turnada directamente a la Tercera Comisión de la Permanente, los legisladores destacaron que la infraestructura para la generación, transmisión y suministro de la energía eléctrica ha evolucionado e incorporado equipos e instalaciones cada vez más eficientes y seguras.

Por ello, es importante revisar y, en su caso, actualizar el contenido de las Normas Oficiales Mexicanas en la materia, para asegurar que los procedimientos sean acordes con los estándares internacionales actuales; además de incorporar las tecnologías de última generación.

Aunque, los sistemas de cableado subterráneo implican una inversión considerable, acotaron los senadores, esta erogación representa un avance relevante en la infraestructura urbana, ya que incide de manera positiva en la protección civil, la seguridad y la revalorización del espacio público, por lo que se convierte en un gasto necesario para mejorar la calidad de vida.