Por: Redacción/
Los sistemas de alerta temprana ante desastres naturales ayudan a salvar vidas, pero no impiden la destrucción material, debido a que la gente se asienta en zonas de riesgo confiando en que habrá un aviso en caso de emergencia, sostuvo la doctora Alejandra Toscana Aparicio, investigadora del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Esta circunstancia plantea la necesidad de ampliar la perspectiva del significado de esos sucesos; recordar que pueden prevenirse; anticipar la incertidumbre del riesgo y adoptar visiones de largo plazo y principios sustentables, dijo al participar en el 2do. Foro interdivisional e interinstitucional bienestar integral, fenómenos naturales, cambio climático, emergencias y desastres en la Ciudad de México.
La profesora reconoció que apostar sólo a los sistemas de alerta temprana, los seguros de vivienda y los atlas de riesgo genera graves problemas, pues aun cuando los municipios y los estados son responsables de ellos desde 1986, sólo 15 por ciento de los ayuntamientos los aplica debido a que no hay la suficiente capacidad económica, humana y técnica para contar con ellos.
“Esos instrumentos tendrían que dirigir la expansión humana y los usos de suelo, pero en la mayoría de los casos sólo son compilaciones de casos que incluyen accidentes vehiculares y domésticos”; uno de los peores es el de la Ciudad de México que se hizo desde 2007 y nunca se ha dado a conocer, lo cual impide que la población conozca las características de riesgo en las que vive”.
Además en el país no existe una cultura de aseguramiento de las viviendas y en ocasiones la gente confía en que el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) sea el que cubra sus pérdidas materiales, precisó en la ponencia Reflexiones para una visión alternativa para la prevención, mitigación y respuesta ante emergencias y desastres.
Una propuesta alternativa generada por un grupo de investigación del Instituto de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, ofrece herramientas para prevenir, mitigar y responder a emergencias y desastres en México.
“Una de ellas es la planeación adecuada del uso de suelo que limite la expansión hacia áreas expuestas a peligros; la definición de pronósticos a largo plazo, es decir, más que advertencias tempranas es importante que haya estimaciones que eviten seguir destruyendo manglares para la construcción de hoteles o que se sequen pantanos para hacer casas que después finalmente se van a inundar y, por otro lado; el mejoramiento de los códigos de construcción”.
De acuerdo con la doctora Toscana Aparicio lo más importante es reconocer que los desastres no son manifestaciones abruptas de la naturaleza y por ello “tenemos que vincular su prevención con un modelo de desarrollo sustentable”.
Los desastres son problemas multicausales que requieren ser estudiados desde la interdisciplina, pues son resultado de las interacciones entre el entorno donde está la población y el ambiente físico-natural y son asuntos públicos que pueden tratarse mediante las políticas públicas.
Los ingenieros José Gilberto Castelán Pescina, director de Instrumentación y Cómputo del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), y Óscar Zepeda Ramos, director general de Protección Civil de la Coordinación Nacional de Protección Civil, hablaron sobre Fenómenos naturales, antropogénicos, emergencias y desastres en México, moderados por el doctor Eduardo Basurto Salazar, jefe del Departamento de Métodos y Sistemas de la Unidad Xochimilco.
El ingeniero Castelán Pescina definió los sistemas de monitoreo y alertamiento temprano en México como un conjunto de elementos relacionados entre sí que proveen información oportuna y eficaz a los individuos y a las comunidades expuestas a una amenaza.
El ingeniero Zepeda Ramos compartió reflexiones en torno a la atención de emergencias y desastres y cómo el Sistema Nacional de Protección Civil establece acciones coordinadas con las dependencias y entidades del sector público entre sí, organizaciones de los diversos grupos voluntarios, sociales, privados y con las autoridades de los estados y municipios, destinadas a la protección contra los peligros que se presenten y a la recuperación de la población en la eventualidad de un desastre.
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