Por: Redacción/
Un grupo de universitarios creó un conjunto de platos y vasos siguiendo el diseño del servicio que utilizaba en la mesa el gran tlatoani Moctezuma, hacia el año 1521.
Paola González y Agustín Robledo, alumnos del Centro de Investigación y Diseño Industrial (CIDI) de la Facultad de Arquitectura (FA), y Rodrigo Llanes, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), coordinados por Luis Equihua, investigador del CIDI, son los autores de estas piezas, diseñadas a partir de números sagrados, que corresponden a un análisis profundo de las formas y elementos de la época.
Al elegir los materiales con los que está manufacturada (obsidiana, basalto, cerámica y madera) se revaloraron las técnicas artesanales con que fueron elaborados los utensilios de Moctezuma.
La idea surgió cuando Llanes, también chef, estudiaba la licenciatura en Historia en la FFyL. La tesis con la que se tituló: “Conquista a la carta”, es un estudio sobre la forma en que los españoles se alimentaban durante ese periodo histórico de México. Obtener comida, aseguró, fue parte indisoluble de ese proceso.
Un capítulo describe el ritual que hacía la nobleza mexica cuando Moctezuma se disponía a comer, lo que sorprendió a los conquistadores. Lo consignan tanto Bernal Díaz del Castillo en la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, como Hernán Cortés, en las “Cartas de relación”.
Mientras el huey tlatoani permanecía sentado en su estera del palacio, los hijos de la nobleza nahua le mostraban 300 platillos, con 30 guisados distintos, montados sobre un brasero para que no se enfriaran. De entre ellos, señalaba con una varita el de su apetencia; una vez elegido su alimento, le lavaban las manos y empezaba a comer, lo que siempre hacía en soledad.
Desde la perspectiva de Llanes, era importante rescatar ese ritual gastronómico, cuyo aspecto relevante era la vajilla, pues los objetos representaban aspectos decisivos de la tradición mesoamericana.
Más tarde, el chef-historiador se enteró que Luis Equihua estudiaba los soportes gastronómicos, entonces lo contactó para exponerle el proyecto, que se desarrolló durante año y medio.
En ese periodo, Agustín Robledo y Paola González trabajaron en conjunto para analizar formas, figuras y conceptos artísticos y religiosos del mundo azteca. “Las piezas están diseñadas a partir de números sagrados; todo corresponde a un análisis profundo de las formas y elementos de ese entonces”, comentó Robledo.
En opinión de Luis Equihua, la investigación académica permitió analizar los objetos de la época y fusionar elementos contemporáneos para obtener un resultado capaz de emocionar a los comensales del siglo XXI; además, se exploraron nuevos materiales que no habían sido considerados, como el basalto y la obsidiana. La vajilla, dijo, resultó un hito y detonó otros procesos, como abrir mercados a los artesanos.
Es una vajilla suntuosa que rescata el protocolo de Moctezuma. A veces el ritual de la comida era público, y antes de disponerse a comer el huey tlatoani tomaba granos de maíz de los distintos colores y variedades mesoamericanas, los arrojaba a los cuatro puntos cardinales y al cielo para que en el Anáhuac siempre hubiera alimentos, concluyó Llanes.
La vajilla es utilizada por el Colectivo de Chefs, que labora en un restaurante ubicado en la colonia Roma de la Ciudad de México.
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