Por: Redacción
Un grupo de tres científicos de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, encabezados por Luis Felipe Jiménez, junto con dos colegas del Instituto Nacional de Pediatría (INP), descubrieron que ese protozoario unicelular, que se hospeda en el intestino humano y tiene el nucléolo más pequeño que se conoce en los organismos eucariontes, se encuentra concentrado, es decir, no se dispersa como la mayoría al reproducirse, por lo que pasa completo de generación en generación.
El parásito Giardia lamblia, uno de los más antiguos de la evolución, causante de diarrea sobre todo en niños pequeños, tiene una singular estructura molecular que en el futuro podría ayudar a combatirlo con fármacos más eficaces y precisos.
El hallazgo mundial, publicado recientemente en la revista The Anatomical Record –las imágenes ilustraron la portada de la publicación, que se edita desde hace 100 años–, también otorgó el grado de doctora a una estudiante del posgrado en Ciencias Biológicas, adscrita a la FC.
“Es un descubrimiento de ciencia básica, pero es relevante porque el nucléolo de Giardia es persistente, es decir, se mantiene muy concentrado y esto es importante porque es un indicador de actividad celular, así que la actividad del parásito se mantiene aún en la división celular cuando se reproduce”, dijo Jiménez.
En casi todos los organismos unicelulares, el nucléolo se dispersa cuando la célula está en proceso de división, lo que reduce su actividad. “Para demostrar que en Giardia persiste, utilizamos herramientas como microscopía avanzada (con equipos ópticos y electrónicos), además de técnicas citoquímicas”, explicó.
El universitario espera que la interacción de sus colegas del INP con la industria farmacéutica sirva para apoyar este proyecto como estrategia para desarrollar medicinas de blanco molecular, que combatan al microorganismo en sus primeras etapas de vida.
La giardiasis:
Este parásito, que se aloja en el intestino delgado, produce giardiasis, una infección intestinal que causa diarrea, sobre todo en bebés y niños de hasta ocho años de edad, aunque también se presenta en adultos. Vive en el agua, los alimentos y el suelo, así como en superficies que hayan estado en contacto con desechos animales o humanos.
Una persona se puede contagiar si se relaciona con alguien infectado, si bebe agua contaminada o ingiere alimentos crudos o mal cocidos que hayan estado en contacto con el parásito. Los turistas y viajeros están en riesgo de contraer la enfermedad en todo el mundo.
El principal síntoma es la diarrea, que se presenta entre los siete y 14 días de la infección, así como dolor de cabeza, inapetencia, náusea, fiebre baja y pérdida de peso o de líquidos.
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