Por: Redacción
Para controlar las variables que afectan la fisiología y, en consecuencia, la productividad de los cultivos en invernadero, un grupo de expertos, entre ellos de la UNAM, desarrolla un sistema en el que se implementan algoritmos basados en inteligencia artificial.
Esa tecnología es capaz de cuantificar parámetros como temperatura, humedad relativa, radiación solar, acidez y conductividad eléctrica en suelo, además de controlar la humedad en sustratos estructurados (porosos). También actúa en forma automática para controlar cortinas, ventiladores, sistemas de riego y mallas que hacen posible regular la radiación solar.
Con el objetivo de producir hortalizas de alta calidad, de manera inocua y sustentable, el plan incluye la elaboración y aplicación de productos biotecnológicos de avanzada (biofungicida y fertilización biológica) a base de las bacterias Bacillus subtilis y Azospirillum brasilense, creados por integrantes de los institutos de Biotecnología (IBt) y de Investigaciones Biomédicas (IIBm), respectivamente.
En el proyecto, denominado “Integración de Desarrollos en Biotecnología, Automatización y Tecnologías de la Información para Establecer un Modelo Escalable de Producción Sustentable e Inocua de Hortalizas en Invernadero”, participan el Instituto de Ciencias Físicas (ICF), el IBt y el IIBm de la UNAM, además de científicos del Colegio de Postgraduados (Colpos) y de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA).
Se trata de un consorcio de investigación especializado en biotecnología, instrumentación avanzada, manejo de datos (física y matemáticas), fitopatología, agronomía e ingeniería. Los expertos de FIRA y del Colpos aportan su experiencia en agronomía, fitopatología y en el desarrollo de tecnologías que permiten reducir el consumo de agua y nutrimentos.
En la presentación de los avances del primer año de investigación, financiado por el Conacyt mediante el Fondo de Problemas Nacionales, Enrique Galindo, investigador del IBt y responsable técnico, indicó que la generación de nuevas tecnologías de producción requiere un enfoque multidisciplinario que integre el control de variables climáticas, utilización de biofertilizantes, agentes de control biológico y optimización del uso de agua en invernaderos tecnificados.
Agricultura protegida
En Tezoyuca, Morelos, remarcó que la agricultura protegida tiene rendimientos más altos en comparación a los que se obtienen a cielo abierto. El proyecto pretende maximizar la producción en invernadero, mediante el control automatizado de variables ambientales y de riego.
Estos espacios representan una gran ventaja, pues es posible producir en áreas pequeñas y todo el año, además de obtener precios competitivos con un menor uso de agua. En México más de 20 mil hectáreas se producen en invernadero, 70 por ciento de éstas son de jitomate –modelo de estudio del proyecto–, le siguen el chile y los pimientos.
Por su parte, Antonio Juárez, del ICF y encargado del diseño de automatización, control y monitoreo, mencionó que es un sistema sofisticado de gestión de datos, control y envío de información por Internet, pero que constituye una herramienta construida con materiales que se consiguen con facilidad en refaccionarias y tiendas de electrónica. “Se pretende transferir el sistema, de manera ágil y económica, a los productores nacionales”.
En tanto, Mauricio Trujillo, del IIBm, comentó que el uso de biofertilizantes en el invernadero modelo ha demostrado que los productos biológicos utilizados aportan a las plantas nutrientes y otros beneficios que contribuyen a la protección contra microorganismos; estimulan su crecimiento radicular; las hace tolerantes a la sequía y salinidad, además de regenerar el suelo.
En esta primera etapa experimental sólo se utilizó la bacteria Azospirillum brasilense, pero se tiene planeado usar otras dos y un hongo, que viven en simbiosis en plantas, lo que permite bajar el costo de nutrición de éstas e incrementar su productividad.
Leobardo Serrano, del IBt, habló sobre el uso de un biofungicida cuyo principio activo es la bacteria Bacillus subtilis, que ha demostrado su efectividad contra diferentes hongos fitopatógenos, en particular contra el causante de la “cenicilla”, enfermedad del jitomate.
Finalmente, Edibel Leyva, del FIRA, presentó resultados sobre el uso eficiente de agua utilizando un sustrato a base de tezontle y fibra de coco, capaz de reducir hasta en un 80 por ciento el consumo de agua en el cultivo del jitomate.
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