Por: Mugs Redacción
Luego de obtener el registro de Transkrip®, medicamento contra el cáncer cervicouterino, un grupo de especialistas del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, coordinado por Alfonso Dueñas González, reportó que esperan registrar otras dos aplicaciones, orientadas a tratar el linfoma cutáneo y un tipo de leucemia conocido como síndrome mielodisplásico.
Respecto del Transkrip®, Dueñas González recordó su éxito, basado en la conjunción de un fármaco para hipertensión arterial con otro para controlar epilepsia. “Uno inhibe la metilación del ADN y otro la desacetilación de histonas. Ambos se usan para enfermedades diferentes al cáncer. Esta metodología se conoce como reposicionamiento terapéutico, otra forma de desarrollar medicamentos”.
Se trata del primer y único antitumoral desarrollado y registrado en México por investigadores de la UNAM y ejemplo de vinculación con la industria farmacéutica nacional.
Obtuvo el registro de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y posterior comercialización desde 2009, con base en los resultados preliminares de un estudio en cáncer cervicouterino. Desde entonces se usa con eficacia en el tratamiento de mujeres con este tipo de enfermedad.
Actualmente se conocen tres formas de manejar ese carcinoma, de acuerdo con el grado de avance, dijo. “Los tumores pequeños se tratan con cirugía y prácticamente la totalidad de las pacientes se curan, pero a la mayoría se les detecta en un estadio conocido como ‘localmente avanzado’. En este grupo se requiere tratamiento con radiación y quimioterapia que logra curar hasta al 60 por ciento de las pacientes. Hay otras que presentan un grado avanzado o que experimentan recaídas”.
Estas últimas tienen un pronóstico pobre, pero al agregar Transkrip® a la quimioterapia se aumenta el periodo de supervivencia. No es un complemento, sino dos formas de medicina que actúan mejor. Las pacientes viven aproximadamente seis meses más sin que la enfermedad progrese. Aunque ese tiempo de supervivencia parezca modesto, en estadios clínicos avanzados es esperanzador.
Si bien en el estudio no evaluamos la calidad de vida, por el hecho de que la enfermedad no progrese inferimos que se traduce en aquélla; además, el producto no provoca efectos colaterales de consideración, señaló el médico.
No obstante, los investigadores continúan con la evaluación del fármaco y ahora tienen la certeza de que posee potencial para tratar leucemia y linfomas.
De acuerdo con el especialista, los análisis más recientes de su desarrollo se han hecho en dos tipos de cáncer: uno es una especie de linfoma, el cutáneo de células T, en el que los pacientes presentan lesiones malignas en la piel. “Eventualmente se dispersan por todo el cuerpo y provocan prurito o comezón, lesión que causa gran deterioro en la calidad de vida”, advirtió.
Se trata de una afección poco común. No obstante, los estudios con Transkrip® permiten concluir que alrededor de 60 por ciento de los pacientes responde de manera adecuada; más aún, la mitad de éstos (30 por ciento) tiene “respuesta completa”, es decir, desaparece por completo la lesión. “En este caso, se administra solamente el fármaco sin tratamiento de quimioterapia”.
Por lo que hace al segundo tipo de cáncer, conocido también como leucemia mieloide crónica, los científicos advierten que han demostrado en el laboratorio su utilidad y efectividad.
Ambos padecimientos, considerados “enfermedades huérfanas” en Estados Unidos (término para designar las dolencias poco frecuentes o raras que registran menos de 200 mil casos), podrían ser tratados con el producto y participar en los programas de desarrollo de “medicamentos huérfanos”, como ocurre en aquel país.
Sin embargo, aunque el Grupo Neolpharma (laboratorio asociado de la UNAM para comercializar Transkrip®) ha mostrado interés en hacer los estudios clínicos para estas dos enfermedades en la Unión Americana, no se han podido llevar a cabo por cuestiones financieras.
Si se aprobara en el país vecino sería un logro, pues su autoridad regulatoria tiene una influencia mundial, señaló Dueñas González.
El académico destacó que el desarrollo de un medicamento se origina en la investigación básica; no obstante, para que sea registrado ante la autoridad regulatoria y utilizado, es necesaria la validación clínica en pacientes.
Ésta consta de la fase 1, para corroborar la seguridad y dosis del producto; fase 2, para evaluar la eficacia y, finalmente, fase 3, encaminada a comparar en pacientes la nueva terapia contra la establecida.
“Solventarla desde las instituciones públicas –como una universidad e incluso por la industria farmacéutica nacional– se convierte en un problema mayúsculo, porque las instituciones hospitalarias, tanto públicas como privadas, cobran considerables sumas de dinero para hacer los estudios clínicos, por lo que muchas veces sólo las grandes compañías transnacionales son capaces de desarrollar medicamentos”, comentó.
Finalmente, se refirió a los cerca de 10 mil casos nuevos de cáncer cervicouterino que se presentan en México anualmente. De éstos, la mayoría se registra en etapas “localmente avanzadas”, cuyo tratamiento requiere de quimioterapia y radiación.
Resultados preliminares en este grupo de pacientes indican que el Transkrip®, junto a esas terapias, son alentadores, pues se incrementa la respuesta completa (desaparición del tumor) hasta en un cien por ciento.
“Se ha visto que cuenta con potencial para ser evaluado prácticamente en todos los tumores, pero nos limita el factor económico. El país necesita modelos de desarrollo clínico propios en los que participen activamente los centros académicos y los institutos de salud, incluidos los de alta especialidad. De otra manera, la investigación básica no tendrá la repercusión necesaria en el desarrollo farmacéutico nacional”, concluyó.
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