- Cuando se habla de eutanasia, la principal pregunta moral es: por qué se debe permitir o prohibir, consideró Juan Antonio Cruz Parcero, director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
Por: Redacción/
Los adelantos científicos en la Medicina han permitido alargar la vida de los seres humanos y, por tanto, retrasar el momento de la muerte. Sin embargo, no seremos eternos, “vivimos viejos por más tiempo, por ello somos más conscientes de la preocupación por una vida digna y una muerte oportuna, aunque claramente el tema de la eutanasia no está circunscrito a la vejez”, afirmó el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Juan Antonio Cruz Parcero.
A su vez, la académica de las facultades de Medicina y Psicología de esta casa de estudios, Asunción Álvarez del Río, preguntó: “¿No sería mejor formar parte de una sociedad que respeta la libertad de las personas hasta el final, y respaldar la acción compasiva de ayudar a morir a quien sabe que eso es lo mejor en su situación?”.
Ambos universitarios participaron, por separado, en la Semana de la Eutanasia: Un análisis de la situación actual, que organizan el Programa Universitario de Bioética (PUB) de la Universidad Nacional y la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
Cruz Parcero dijo que una de las razones más poderosas para promover cambios legislativos en torno al tema es determinar cuándo se considera que ciertas acciones son correctas, pero se perciben inadecuadas en la legislación.
Desde hace tiempo se ha discutido el tópico de la eutanasia, ha sido objeto de reflexión filosófica y, desde luego, se han introducido distinciones conceptuales para saber de qué estamos hablando. No es lo mismo pensar que esta acción es un homicidio o identificarla con el asesinato, o simplemente con la eugenesia o el genocidio, indicó.
“Si hacemos esta asociación nuestro juicio será negativo, pero podemos relacionarla también con otras figuras como el suicidio y en torno a este, a lo largo de la historia, también han surgido distintas reacciones, tanto negativas como positivas”, apuntó al moderar la mesa “La justificación moral de la eutanasia” efectuada en el recinto legislativo de San Lázaro.
Cuando se habla del tema la pregunta moral, filosófica, principal, es: por qué se debe permitir o prohibir. En todo caso, cuáles son los fundamentos o consideraciones morales que tenemos para establecer que una conducta es correcta o incorrecta. El valor de la vida, principalmente, y numerosas interrogantes que debemos responder tienen que ver con la existencia de las personas.
Es decir: ¿tenemos la obligación de vivir a toda costa o es un derecho?, y si es una garantía ¿podemos o no disponer de él?, esa es una pregunta central que está en la discusión filosófica en torno a la eutanasia, y desde luego la concepción que tengamos de los derechos humanos es fundamental para responder algunas cuestiones de fundamentación moral de la eutanasia, aseveró.
Otras experiencias
Álvarez del Río, especialista en eutanasia y bioética, ofreció la conferencia magistral “Estado actual de la eutanasia en el mundo”, en la cual consideró necesario legalizarla: es un acto esencialmente compasivo y solidario para ayudar a quien pide dejar de vivir, algo que otro está dispuesto a hacer porque éticamente es lo que tendría que hacerse. Sin embargo, aclaró, esta acción se toma como si fuera un crimen, eso es algo que está mal y debe modificarse.
Las naciones donde se permite, indicó, son los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia, España (desde 2021) y Nueva Zelandia; “en todos estos también se consiente el suicidio medicamente asistido”.
Señaló que en Suiza solo se permite el suicidio asistido, mientras que en Alemania e Italia, por sentencias de la Corte, se ha establecido inconstitucional la prohibición. “Ese es un avance, aunque no existe claridad ni en quién puede pedirla, ni quién puede ayudar, por eso es deseable que una sentencia vaya acompañada de una regulación”.
Asimismo, destacó que son numerosas las naciones donde se debate el tema, se registran avances y se proponen iniciativas. Por ejemplo, en América Latina, Argentina, Uruguay y Chile han elaborado proyectos de ley que esperan aprobación. En Europa, Portugal específicamente, está a la espera de la sanción del Ejecutivo para que también se cuente con una normatividad.
Álvarez del Río puntualizó que en aquellos donde está permitida legalmente existen diferencias como no establecer un tiempo de expectativas de vida para ayudar al paciente, ni que sea terminal. “En Colombia se consiguió quitar este criterio, Canadá recientemente lo cambió, si se mantiene ese discernimiento de terminalidad, podría dejarse fuera a personas con enfermedades graves con enorme sufrimiento, aunque podrían tener más tiempo de vida, parecería una discriminación injustificada”.
En Colombia y España establecen que es el médico tratante quien determina el pedido de la eutanasia o el suicidio medicamente asistido, pero un comité interdisciplinario es el que debe aprobar si se cumplen los criterios, “lo que tiene ventajas y desventajas”, planteó la investigadora universitaria.
En los Países Bajos, Bélgica, incluso Colombia, se permite la eutanasia a menores de edad, porque se considera discriminatorio no incluirlos solo por la edad, cuando también pueden tener la capacidad para hacer un pedido voluntario.
Precisamente es en el primer caso donde más se emplea esta opción, porque lleva tiempo discutiéndose y la población está más familiarizada con este recurso de terminación de vida. En 2019 se aplicaron 6 mil 92 eutanasias, cifra mayor que el suicidio medicamente asistido, es decir, 245; y 24 combinaciones de ambos procesos.
Del total de fallecimientos en ese año, los medicamente asistidos representaron 4.2 por ciento. Las enfermedades subyacentes al pedido siguen siendo cáncer, seguida de padecimientos neurológicos, cardiovasculares, pulmonares, geriátricos, “incluyendo demencias, aunque cada vez son menos”.
La eutanasia y el suicidio medicamente asistido se realizan principalmente en casa; sitios específicos donde se atiende a las personas en el final de la vida; así como en instituciones para ancianos.
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