- Nayelli Martínez, investigadora de la UAM, afirmó que la pandemia ha desencadenado muchas esperanzas de construir un mundo más equitativo, inclusivo y amigable con el medio ambiente
Por: Redacción/
El conjunto de los actores de los sistemas de innovación tiene como reto llegar a las comunidades más marginadas con el fin de disminuir las brechas sociales, generar nuevos modelos de coordinación y un mecanismo que no sólo atienda las tecnologías de frontera, sino también las orientadas a necesidades específicas de grupos vulnerables, señalaron participantes en el Ciclo de conversatorios UAM-ALTEC.
La doctora Nayelli Martínez, investigadora del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco, afirmó que la pandemia ha desencadenado muchas esperanzas de construir un mundo más equitativo, inclusivo y amigable con el medio ambiente, pero también temores de que la vieja realidad se reafirme, pero con mayor desigualdad, pobreza y vulnerabilidad.
En ese contexto se evidencia la urgencia de repensar las estructuras sociales y económicas en función de otros marcos y valores, incluidos la empatía, la solidaridad y el cuidado del ambiente, y en este espacio la innovación y el emprendimiento encuentran su contribución y relevancia.
La economía social y solidaria está ligada al tema de la sustentabilidad ambiental, lo que implica ideas que resuelven las necesidades generales y crean otras relaciones de colaboración entre los individuos.
Las innovaciones no sólo son buenas para la sociedad en términos de bienestar, sino que también mejoran su capacidad para la acción al empoderar a la gente y posibilitar nuevas oportunidades, entre ellas servicios, modelos de negocios y estrategias de política que se orientan por y hacia misiones sociales y buscan un cambio en la estructura socio-productiva agregando un valor comunitario.
El doctor José Luis Sampedro, jefe del Departamento de Estudios Institucionales de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, subrayó que hay una serie de personas que interviene en los procesos de innovación inclusiva para buscar mayores estadios de bienestar social y económico.
La empresa y el Estado juegan un papel muy importante en dicho proceso, pero en las instituciones de educación superior está concentrada gran parte de la investigación y el desarrollo de actividades científicas y son un actor en potencia para articularse con emprendedores, considerando que hay cúmulos de información en los escritorios, cuya única salida es el artículo, el capítulo de libro o la ponencia.
Ahora con la pandemia se agudizan problemas históricos que difícilmente van a desaparecer “incluso echando por la ventana toda la ciencia y la tecnología que han acumulado las universidades, pues se requieren otros modelos estructurales y paradigmas científicos y tecnológicos.
“En las instituciones de educación superior y los centros de investigación hay conocimiento que puede acoplarse para llevar a cabo innovaciones en colectividades ubicadas en situación de pobreza” y que con frecuencia padecen diferentes tipos de discapacidad.
La doctora Rosario Castañón Ibarra, especialista del Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló que los retos para el bienestar social deben contemplar la concurrencia de tecnologías al cumplir una necesidad, por lo que debe haber una manera de que éstas coexistan en forma armónica.
Resultan prioritarios una conexión y un trabajo conjunto por parte de todos los involucrados en el ecosistema de innovación y, por supuesto, el gran reto es cómo llegar a las poblaciones más marginadas para disminuir brechas en distintos ámbitos.
Para lograr lo anterior se requieren nuevos modelos de coordinación y organización y un sistema de ciencia y tecnología que no sólo hable de tecnologías de frontera, sino que vaya a las comunidades marginadas.
Además, es importante que a los grupos académicos que realizan esta labor les sea reconocida, pues no todo puede basarse en papers y tecnología de frontera, sino también es relevante el impacto de esta actividad a nivel comunitario.
En este conversatorio, que en su sexta sesión abordó el tema de Bienestar, tecnología e innovación social, también participó el ingeniero Oscar Galante, académico de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina.
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