Por: MUGS / Redacción
Los cada vez más frecuentes casos de hacinamiento de mascotas en departamentos de unidades habitacionales de la ciudad de México y otras localidades representan un peligro para la salud tanto de los animales como de las personas que viven cerca de ellos.
Por ejemplo, en una unidad al sur de la capital, una mujer de más de 80 años que ha perdido casi totalmente la vista convive —a decir del administrador y los empleados de limpieza que laboran ahí— con 40 gatos callejeros desnutridos, la mayoría de los cuales ya no sale al exterior.
Los vecinos, al subir o bajar las escaleras del edificio, deben cubrirse la nariz para mitigar el intenso olor a orina y excremento. Aunque algunas autoridades y miembros de asociaciones protectoras han acudido para tratar de resolverlo, el problema persiste; es más, tiende a agravarse, puesto que los felinos se reproducen. ¿Qué riesgos se corren en una situación como ésta, en la que las condiciones higiénico-sanitarias más elementales están ausentes?
“Las personas pueden adquirir una enfermedad parasitaria como la toxocariasis (causada, en el caso de los gatos, por el gusano nemátodo Toxocara cati), la toxoplasmosis (ocasionada por el protozoo Toxoplasma gondii), y alguna micosis (infección por hongos).
“Por lo que se refiere a enfermedades parasitarias, su vía de transmisión es la fecal-oral”, explicó José Antonio Romero López, académico del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, en el marco del Día Mundial de los Animales, que se conmemora este 4 de octubre.
La tenencia responsable implica que los propietarios tengan claro qué es el bienestar de sus mascotas y, por consiguiente, les ofrezcan una buena alimentación, espacio adecuado e incluso medios de entretenimiento, y los lleven con la debida frecuencia al veterinario para vacunas, desparasitación y esterilización.
“Si están en un ambiente enriquecido que los favorezca pueden convivir con su dueño y personas ajenas a su entorno hogareño; de lo contrario, tienden a aburrirse, a malvivir y a crear un problema. Es decir, la educación y responsabilidad de los amos son fundamentales para evitarles cualquier conflicto con los humanos”, añadió.
La Secretaría de Salud, en colaboración con las 16 delegaciones del DF —y también a nivel nacional—, lleva a cabo campañas de vacunación (dos veces al año) y esterilización.
“El fuerte olor de la orina de los gatos es producido por un aminoácido llamado felinina; la esterilización mitiga la necesidad de hacer marcajes durante la etapas de celo. Por otro lado, se recomienda que dispongan de un rascadero y juguetes con la hierba Nepeta cataria (catnip en inglés), porque los entretiene y tranquiliza.
“Es importante cepillarlos para que no suelten pelo y jugar con ellos 20 minutos al día. La adquisición de cualquier animal debe estar sustentada en las posibilidades reales del futuro propietario, es decir, sólo si hay seguridad de mantenerlo en condiciones óptimas”, apuntó Romero López.
La toxoplasmosis es una enfermedad que despierta temor porque puede causar infecciones mortales que afectan mayormente a fetos y personas en estado de inmunosupresión. Sin embargo, de acuerdo con el experto universitario, es difícil que los gatos la transmitan en forma directa a los humanos.
El riesgo radica en sus excrementos; con todo, las heces de un felino afectado en principio no son infecciosas, para ello tiene que pasar cierto tiempo. Con su manejo higiénico y cotidiano es factible prevenir una transmisión, lo más recomendable es hacer la limpieza con tapaboca y guantes.
Otra medida de protección consiste en colocar barras o mosquiteros en las ventanas para impedir la entrada de gatos merodeadores. “A veces, su necesidad de deambular tiene que ver con que no están esterilizados y salen con intención de cruzarse. De ahí la importancia de esta intervención”.
La educación y responsabilidad de los propietarios resultan fundamentales para que éstos y las personas convivan en armonía. Sin embargo, muchos amos carecen de ellas.
Para esos casos, los habitantes de la ciudad de México pueden recurrir a la Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal, publicada en la Gaceta Oficial del DF del 26 de febrero de 2002.
En el artículo 1° se lee que “sus disposiciones son de orden público e interés social, y tienen por objeto proteger a estas criaturas, garantizar atención, buen trato, manutención, alojamiento, desarrollo natural, salud y evitarles maltrato, crueldad, sufrimiento, zoofilia y deformación de sus características físicas […]”.
Así, se procura que la fauna referida viva en bienestar, al tomar en cuenta que hoy éste es un concepto básico que implica que estén sanos, cómodos y bien alimentados, y que a partir del buen arropamiento logren una conducta lo más adecuada posible. “Si alguien llega a saber de maltrato o de un problema en que cualquier especie esté involucrada, puede levantar una denuncia”, apuntó el experto.
Respecto a las delegaciones del DF, en el inciso V del artículo 12° se señala que les corresponde “verificar si hay denuncia sobre ruidos, hacinamiento, falta de seguridad u olores fétidos producidos por el mantenimiento, crianza o reproducción, así como dar aviso a la Secretaría de Salud si hay conocimiento de asuntos relativos a la falta de higiene”.
Además, el artículo 30 establece que “[…] los propietarios de cualquier ser tienen la responsabilidad de los daños a terceros y de los perjuicios que ocasione si lo abandonan o permiten que transiten libremente en la vía pública”.
En la FMVZ trabajamos cotidianamente con programas de educación en el rubro. Si bien es un proceso más largo, puede dar mejores frutos que la aplicación de medidas fuertes. Al menos en el caso de los perros se ha creado conciencia paulatina. “Hace 10 años no era común ver a una persona con su guante para levantar los excrementos de su mascota y depositarlos en una bolsa de plástico; hoy lo es más”, finalizó Romero López.
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