- El doctor Carlos Contreras Ibáñez, profesor del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, sostuvo que desde el comienzo se consideró que parte de las afectaciones sería de índole afectivo-emocional, en especial condicionantes de temor, ansiedad y falta de información.
Por: Redacción/
En marzo de 2020, la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) convocó a un grupo de investigadores de esta casa de estudios para constituir el Comité de Expertos en COVID-19, que durante casi dos años ha asesorado y dado una opinión pertinente sobre cómo manejar la pandemia dentro de la institución.
Desde entonces, los especialistas han planteado un sinnúmero de propuestas para proteger la salud de la comunidad y es necesario ahora que se mantenga un equipo –coordinado por el Rector General, sus pares en las unidades académicas y la Secretaría General– capaz de prever situaciones de riesgo para garantizar la salud de la colectividad, advirtió el doctor Rafael Bojalil Parra, adscrito al Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco.
Un aprendizaje “que la emergencia nos ha dejado es que no sólo la UAM, sino el mundo entero estaba desprevenido” y que, en términos de lo que puede hacerse, la Universidad cuente con un cuerpo científico “de previsión para dar respuesta rápida, en concordancia con las autoridades encargadas de tomar decisiones, con el fin de preservar el bienestar de los universitarios”, expuso el doctor Bojalil Parra, en entrevista, junto con cinco integrantes del Comité.
El papel de la UAM hacia el alumnado, el profesorado y el personal administrativo; el apoyo a su zona de influencia, que es la Ciudad de México; los efectos psicosociales que arrastraría la crisis sanitaria; las ideas que debía aportar desde cada área del conocimiento, y la estrategia para proveer información valiosa a la sociedad, “ante el mar de datos que iba apareciendo”, fueron algunos de los ejes temáticos sobre los cuales el grupo inició sus trabajos.
En la crónica de su minuciosa y compleja misión, los doctores Pablo Francisco Oliva Sánchez y Frida Rivera Buendía, ambos docentes del citado Departamento, relataron que las primeras decisiones se basaron en las recomendaciones internacionales para aplicar el aislamiento social; reforzar la higiene de manos, y el uso correcto del cubrebocas, entre otras, a las que siguieron la difusión de los síntomas de la enfermedad, los pasos para reportar y todo lo concerniente con las actividades comunitarias en la Institución, “las cuales fueron avanzando a medida que íbamos conociendo más sobre el tema”, expuso Rivera Buendía.
El doctor Carlos Contreras Ibáñez, profesor del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, sostuvo que desde el comienzo se consideró que parte de las afectaciones sería de índole afectivo-emocional, en especial condicionantes de temor, ansiedad y falta de información.
El programa Monitores en Salud –la iniciativa insignia de esta casa de estudios para atender los desafíos– ha mantenido a un conjunto de alumnos prestadores de servicio social “al pie del cañón” en la aplicación de la Encuesta de Salud UAM –aún en curso– para “enfrentar y entender las condicionantes de los padecimientos crónico-degenerativos, así como conductas que pueden ser problemáticas en cuanto al consumo de sustancias y un componente de salud mental que incluye depresión y estrés por COVID-19”, entre otras.
Los investigadores cumplen además una labor de difusión a través de redes sociales para llegar al público, sobre todo estudiantil, con el diseño de infografías y otras herramientas para orientar sobre qué hacer en situaciones de crisis, lo que “nos permite que la comunidad se sienta entendida, acogida y tratada como una entidad biopsicosocial”.
El doctor Oliva Sánchez añadió que, desde el punto de vista operativo, el proyecto Monitores en Salud se propuso dos actividades primordiales: apoyar en los protocolos sanitarios de la UAM y en la Encuesta de Salud. Conforme cambiaban las prácticas de salud pública, se hicieron actualizaciones y se puso en marcha un curso de vacunación que se promovió a nivel nacional y que, a la postre, es un referente en otras instituciones, al haber sido aceptado por las secretarías de Salud y de Educación Pública, e incluso la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior lo anunció en escuelas públicas y privadas de México.
Los Monitores desempeñaron una participación fundamental en la Semana de salud mental ante la pandemia y asistieron en al menos 39 campañas de inmunización en Ecatepec y Toluca, en el Estado de México, así como en la Ciudad de México y en unidades académicas de la UAM, con un promedio de 150 jóvenes en la primera etapa y de entre 40 y 60 en las siguientes fases, en respaldo de la estrategia nacional de inoculación, “con lo que llegamos a cubrir en una semana cinco centros”, añadió el doctor Oliva Sánchez.
El maestro Fernando Contreras Ibáñez, jefe de la Oficina de Tecnología e Innovación Educativa de la Unidad Xochimilco, afirmó que “hemos puesto énfasis en la capacidad de actualizar contenidos para diseminarlos de la mejor manera posible, pensando en un público amplio” de trabajadores, estudiantes y académicos que, “en términos educativos, es un gran reto porque los lenguajes deben considerar una enorme generalidad, amplitud, sencillez y facilidad de llegada” en esos procesos.
La función del grupo se basa ahora en el retorno a las actividades presenciales, a partir de un curso a la comunidad y “la idea de que, en este nuevo periodo, los Monitores apoyen en el regreso a las instalaciones, a partir de las medidas que adopte cada Unidad universitaria”, así como en el reto emergente que entraña la salud mental ante el regreso, agregó.
El doctor Bojalil Parra subrayó que, en el contexto de la vuelta a la presencialidad, en pocos lugares se enfatiza el tema de la ventilación de los espacios, aun cuando es “uno de los puntos más importantes, pues si asociamos un lugar cerrado, sin ventilación y un uso inapropiado del cubrebocas tendremos sin duda un mecanismo por el cual la gente se va a contagiar, aun respetando la sana distancia, que es algo relativamente superado”.
Los cubrebocas deben ser los recomendados por la Organización Mundial de la Salud: KN95, KF94, N95 y si no se tiene acceso a éstos, se recomienda doble, con ajuste correcto alrededor de nariz, boca y barbilla para evitar que entre aire a esas zonas y, por tanto, una posible infección del virus.
Los investigadores coincidieron en que el Comité ha desarrollado proyectos de largo alcance y confiaron en que éstos prevalecerán; en el caso de la Encuesta de Salud UAM pronto arrojará datos sobre los retos presentes y futuros de la Institución, en cuanto al estado de sus miembros.
El equipo está conformado por los doctores Bojalil Parra, Oliva Sánchez, Rivera Buendía, José Luis Pérez Ávalos, coordinador de la Licenciatura en Medicina; el maestro Fernando Contreras Ibáñez, integrante de la Coordinación de Docencia, de la Unidad Xochimilco; los doctores Miguel Ángel León Galván, profesor de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud; Carlos Contreras Ibáñez, y Joaquín Delgado Fernández, académico del Departamento de Matemáticas de la Unidad Iztapalapa, entre otros expertos.
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