Por: Redacción/
Un diálogo platónico, “lo más racional posible”, entre tres filósofos recrea el doctor Arturo Berumen Campos, investigador del Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en Introducción dialógica al derecho. Diálogo a la manera platónica entre Kelsen, Marx y Habermas, editado por la Unidad Azcapotzalco de esta casa de estudios.
“Durante más de 30 años he tratado de conciliar, hegelianamente, el pensamiento de estos tres filósofos… porque se la pasan discutiendo dentro de mi cabeza, quiéralo o no”, comentó el entrevistado en el programa Suplemento Semanario que transmite UAM Radio 94.1 FM, todos los martes, a las 14:00 horas, a propósito de la publicación de este texto.
La idea fue reflexionar el derecho con base en los tres pensadores, pero “no pude someterlos a una dialéctica hegeliana, sino que se arrebataban la palabra, negándose a expresarse en un discurso monológico, de modo que no me quedó más que ponerlos a platicar en un diálogo platónico lo más racional posible”.
Debido a que Kelsen y Marx no pueden dejar de oponerse, necesitan de la mediación de Habermas para aceptar complementarse, es decir, el derecho y la economía mediados por la comunicación, o más bien “redeterminados recíprocamente”.
Esto ha llevado a que “en mi mente, en mi topus uranos, las tres teorías ya no sean las mismas y lo único que ha sucedido es que el intercambio entre sus autores ha revitalizado sus absolutismos, de manera que sólo desde su unidad tengan sentido plenamente, al modo como los dibujos de Picasso no representan cómo se ven las cosas, sino cómo son en realidad”.
El libro forma parte de un proyecto más amplio bajo una idea “que me sugirió Platón mismo, pues él señala que en nuestra alma tenemos un escritor que narra las ideas con palabras, pero también un pintor que las pinta en imágenes, es decir, pensamos con palabras e imágenes” y él mismo define al pensamiento como el diálogo del alma consigo mismo; es una inspiración platónica y de ahí el título del libro.
El texto se divide en dos partes, la primera de ellas da cuenta de la conversación entre Kelsen y Habermas, filósofos cuyas teorías son bien conocidas por el autor, dado que las ha estudiado por muchos años, a grado tal que “siempre están discutiendo dentro de mi mente”, por ello “no pude escribirlas de un modo tradicional o monológica, por lo que los puse a charlar de la manera más racional posible”.
Así surgió, en el afán de que sus ideas que aparentemente son tan opuestas, se complementen de una manera casi natural, como es la conversación en la vida cotidiana, es decir, de una manera dialógica.
Una de las aportaciones de la obra y los diálogos que incluye “es que nos pueden enseñar a relativizar nuestras posturas”, porque “para empezar debes escuchar al otro y aunque no estés de acuerdo con él tienes que refutar sus argumentos sin insultar y mucho menos descalificar”.
Generalmente “tenemos la tendencia a cerrarnos y la idea es que el diálogo mismo nos abra un poquito a la plática cotidiana”, en los distintos ámbitos, ya sea en las clases, en la práctica jurídica o en la política, por ejemplo; pero, advirtió, tiene que ser un diálogo racional donde haya tolerancia sin abandonar nuestras posturas, “no irracional que se da cuando gritamos, insultamos, no escuchamos y descalificamos”.
De acuerdo con el autor, quien imparte en la UAM la Unidad de Enseñanza Aprendizaje Filosofía del Derecho e Introducción al Derecho, la forma dialogada en que está escrito el libro puede ayudar a que los pensamientos rígidos se hagan fluidos y sus bellas imágenes pueden ayudar a que el arte sea considerado no sólo como un medio de placer estético, sino también como uno de conocimiento.
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