Por: Redacción
En el año 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció lineamientos para combatir enfermedades no infecciosas en todos sus países miembros, entre éstas se encuentran la diabetes, los ataques cardíacos, la enfermedad de Alzheimer y el cáncer.1 Cada una de estas enfermedades incide en el valor promedio de la vida de los seres humanos, también llamado esperanza de vida.
En la estrategia de prevención, la OMS advirtió que factores de riesgo tales como el sobrepeso, el tabaquismo, el alcoholismo y la inactividad física favorecen el desarrollo de las enfermedades mencionadas.
En este contexto, un reciente estudio publicado en la prestigiada revista The Lancet indica que el plan de la OMS no ha tomado en cuenta el nivel socioeconómico de los individuos.2 Este nuevo análisis, basado en técnicas estadísticas rigurosas, incluyó a cerca de 1.7 millones de habitantes de países desarrollados. Los autores del estudio recomiendan que la OMS promueva ante los gobiernos escenarios de movilidad social y mayor equidad para incrementar la esperanza de vida en cada uno de sus países miembros.
De acuerdo al análisis de datos, un bajo nivel socioeconómico resulta ser un factor de pérdida de años de vida más importante que el sobrepeso y que la hipertensión. En promedio, un varón de bajo nivel socioeconómico vive 2.6 años menos que uno de nivel socioeconómico más alto. El estudio reporta que la cifra correspondiente en el caso de las mujeres es de 1.5 años.
Es importante mencionar que la enfermedad no infecciosa que más repercute en la pérdida de años de vida en las poblaciones de referencia es la diabetes, la cual lleva en promedio un descenso de 4.1 años en hombres y 3.9 años en mujeres.
El trabajo interdisciplinar desarrollado en las áreas de la salud involucra el establecimiento de modelos matemáticos apropiados para facilitar el establecimiento de políticas de Estado. En el plano nacional, se han realizado esfuerzos muy importantes para evaluar problemas como la obesidad en el país, sugiriéndose líneas de acción encaminados a tomar en cuenta el nivel socioeconómico poblacional.
Esfuerzos académicos locales orientados al uso de cifras nacionales para relacionar a la matemática abstracta con la toma de decisiones en problemas de salud pública también han sido desarrollados de manera sistemática.4 A pesar de ello, el tema de la movilidad social como uno de los ejes para combatir la pérdida de años de vida en la población aún no ha sido abordado de manera frontal en ningún país miembro de la OMS.
La conclusión más importante que se desprende de los estudios mencionados es que las estrategias de la OMS deben incluir la reducción de desigualdades socioeconómicas como meta específica como medio para aumentar la esperanza de vida. Este enunciado se desprende de un análisis estadístico rigurosamente desarrollado a través de años de estudio sistemático considerando poblaciones de estudio cercanas a dos millones de habitantes, y es una muestra de la importancia que tiene para las decisiones de carácter social el buen uso de las matemáticas.
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