Por: Redacción

Rocío Miranda Pérez, Presidenta de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, consideró urgente que en 2017 las organizaciones campesinas y las instituciones públicas enfocadas a la producción agrícola y de salud acuerden lineamientos de producción alimentaria nacional a fin de combatir de manera frontal la pandemia de obesidad y diabetes ya que desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio con América del Norte dichos padecimientos se elevaron un 12 por ciento y el consumidor nacional se convirtió en “comprador de empaquetados” y olvidó  de incentivar la producción de granos básicos y se mermó la cultura culinaria nacional.

Lo anterior, dijo, es el resultado del abandono gubernamental a la producción agrícola familiar, a la acelerada importación de alimentos ricos en agroquímicos y a la comercialización de alimentos procesados altos en carbohidratos y azúcares provenientes de Estados Unidos de Norteamérica principalmente.

Entonces, ante esta realidad avasalladora, es indispensable aplicar la congruencia y empatar una política pública de estado que resuelva de golpe la pandemia antes citada por lo que el impulso de la producción nacional y el cierre a las importaciones de alimentos “chatarra” hablaría bien del Estado en una crisis sanitaria que por más de cuatro décadas generó, recientemente denunció y ahora está obligado a resolver debido a los altos costos económicos, sanitarios y productivos tiene la obesidad y la diabetes mellitus.

Rocío Miranda Pérez, en entrevista, consideró que así como se hizo recientemente Expo México Alimentaria 2016 Food Show, en la que estuvieron presentes los grandes productores nacionales con más de 130 grandes compradores de 32 países, entre los que se encuentran Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, China, Japón y Corea, bien podría el Estado Mexicano impulsar encuentros nacionales con los pequeños productores para desarrollar los mercados locales de alimentos.

 Con un panorama de producción agroecológica, campesina indígena y  familiar, aseguró, será viable reducir la tendencia creciente de obesidad y diabetes pues sería ingenuo no atender las recomendaciones, en la materia, de la FAO y de la OMS.

Y es que, comentó, estudios recientes de investigadores en economía de la Universidad Nacional Autónoma de México revelan que luego de la firma del TLCAN, los mexicanos aumentaron 12 por ciento en  obesidad y sobrepeso.

El resultado se desprende de con una pobreza estacional en el país, los mexicanos adoptaron el consumo de alimentos empaquetados como parte de su dieta diaria.

Lo mismo se reflejó en comunidades rurales donde el pan procesado, alimentos enlatados y bebidas altas en endulzantes, sustituyeron  a los nutrientes que generaban los alimentos producidos en las localidades como es el caso de la milpa.

Por lo antes expuesto, la líder de UFIC, consideró positiva la insistencia de Donald Trump, Presidente de Estados Unidos de revisar el TLCAN ya que “sí, sí ha sido injusto pero injusto para los mexicanos en todos los ámbitos: económico, social, sanitario y cultural”.

Entonces decir que el TLCAN es determinante para el crecimiento del sector agropecuario de América del Norte, es una falacia, aseguró pues el Estado sólo enfocó sus esfuerzos en los agroindustriales, se  olvidó de incentivar la producción de granos básicos, de la producción familiar y de traspatio que daba una riqueza nutricional a la  cultura culinaria de los mexicanos y por tanto los efectos nocivos en la salud con esta conversión alimentaria de más de cuatro décadas.