Por: Redacción
La Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) está integrada –desde noviembre de 2015– al Programa Adopta un Talento (PAUTA), que concilia dos demandas fundamentales de la educación: equidad y excelencia, al servir de puente entre estudiantes y profesores de los niveles básico y medio.
Dicho proyecto se ha expandido en la Ciudad de México, Chiapas, Michoacán y Morelos y en el caso de la UAM participan dos grupos de 25 alumnos cada uno, quienes asisten cada quince días a esos lugares.
El objetivo es promover el desarrollo de habilidades y el gusto por la ciencia, desde una perspectiva de equidad y respeto de los valores.
La idea es también que se constituya como una iniciativa educativa en la que los esfuerzos de las familias, las escuelas, los científicos, la iniciativa privada y el gobierno converjan para dar forma al talento en ciencias.
Para el logro de esos propósitos son impartidos talleres y cursos para niños, profesores y familuiares, pues la escuela debe ser un espacio de desarrollo de habilidades en todos los sentidos.
En el Seminario Divisional de Ciencias Naturales e Ingeniería realizado en la citada sede universitaria, el doctor Jorge Gustavo Hirsch Ganievich, presidente del Consejo Directivo de PAUTA, sostuvo que el proyecto fue creado hace una década por investigadores mexicanos del Instituto de Ciencias Nucleares y la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El miembro de ese Instituto dijo que como resultado de las severas deficiencias del sistema educativo nacional, las escuelas no han sido espacios propicios para desarrollar habilidades científicas entre los estudiantes.
Ese panorama planteó la necesidad de generar lugares para motivar y formar en niños de educación preescolar y primaria, así como en jóvenes de secundaria y preparatoria, el gusto por las matemáticas, biología, química y física, entre otras disciplinas que requiere el país para su desarrollo. Poseer “habilidades para las ciencias es indispensable para desenvolverse en la vida moderna”, argumentó.
Si bien se cuenta con un sistema educativo que llega, en su nivel básico, a casi toda la población, se caracteriza por la iniquidad, como en casi toda América Latina, donde la educación superior es en esencia accesible para los jóvenes que provienen de familias con mayores ingresos, con excepción de Uruguay.
Las pruebas PISA realizadas en 2012 a jóvenes inscritos en el sistema educativo nacional revelaron que 47 por ciento de los alumnos no alcanza el nivel de competencia básico (nivel 2) en ciencias, cuando el promedio de las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Menos de 0.5 por ciento de los alumnos mexicanos de 15 años alcanza los niveles de competencia más altos (cinco y seis), mientras que el promedio de la OCDE es de ocho por ciento.
El alumno promedio en México obtiene 415 puntos en ciencia. El puntaje promedio en la OCDE es de 501, una diferencia que equivale a poco menos de dos años de escolaridad.
En el contexto latinoamericano, México presenta resultados favorables, ligeramente superiores a Brasil y Argentina, pero por debajo de Chile.
El doctor en Física –cuyas líneas de investigación son el problema de muchos cuerpos en mecánica cuántica, estructura nuclear, decaimiento beta doble y óptica cuántica– explicó que los talleres están basados en habilidades, constituyéndose en espacios de acompañamiento que incluyen clubes de ciencia y mentorías personalizadas.
El doctor Hirsch Ganievich expuso que los fundamentos pedagógicos son el constructivismo para indagar, reflexionar y discutir con el fin de construir conocimiento que permita resolver problemas y brindar un desarrollo integral y de crecimiento personal.
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