Por: Redacción/
La magnitud de las lluvias ha sido mucho peor de lo anticipado, según Yngvil Foss, número dos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios en Somalia. Esto lo ha corroborado la Organización para la Alimentación y la Agricultura, que ha señalado que los niveles de agua caídos han superado en algunas zonas los de los últimos cincuenta años.
Las agencias de la ONU han podido recaudar cierto dinero en la última semana para reforzar su ayuda, explicó Yngvil, aunque en un primer momento “tuvieron que responder con los medios y los activos que tenían a su disposición”.
La Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, ha entregado 4,5 millones de toneladas métricas de medicinas y otros suministros sanitarios en Belet Weyne, la capital de la provincia HirShabelle, una de las más golpeadas por el agua, el 29 de abril.
Por su parte, la Misión de las Naciones Unidas en Somalia evacuó a 10.000 personas de las zonas más inundadas de esa ciudad y entregó lonas y agua potable a los afectados.
El portavoz de la ONU ha destacado que los desplazados son los que están más necesitados por el impacto de las lluvias, ya que muchos campamentos se encuentran en zonas bajas.
Tuvieron que responder con los medios y los activos que tenían a su disposición.
“Suministrar agua, servicios sanitarios y salud, así como refugios y comida son las prioridades de las agencias humanitarias”, añadió el portavoz.
Se necesita más dinero
Sin embargo, se necesitan más fondos de manera urgente para ayudar al creciente número de desplazados internos. El presidente del país, Mohamed Abudullahi Mohamed “Farmajo”, visitó las áreas inundadas e hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que se implique en la entrega de ayuda humanitaria.
El Plan 2018 para la Respuesta Humanitaria en Somalia, preparado antes de las inundaciones, asciende a 1500 millones de dólares y tiene como meta ayudar a 5,4 millones de personas, pero sólo se ha recaudado un 19 % de los fondos solicitados.
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