Por: Betzahira Rodríguez Belmares
Hace cuatro días que ocurrió el sismo. Afectó no solo a la Ciudad de México, también causó daños en Morelos, Oaxaca, Chiapas y Tlaxcala, así como estragos en el Estado de México.
Si bien las mayores escenas de dramatismo se han concentrado en zonas como Juchitán, en Oaxaca, y en delegaciones como Coyoacán, Cuauhtémoc y Benito Juárez, en Xochimilco si bien no hay olvido, ha pasado a segundo plano lo que ocurrió en esta zona donde la comunidad conocida como La Conchita, también sufrió graves daños.
Esta es una narración vívida de lo que un grupo de universitarios vivieron en esas primeras horas. A cuatro días sigue siendo una zona donde el auxilio hace falta.
“¡Necesitamos ayuda aquí! ¡Médicos, no hay médicos! ¡Las casas se cayeron en La Conchita!”
Así gritaba una señora mientras corría a través de la avenida principal. Los brigadistas y los pobladores se encontraban dispersos en cada una de las casas y callejones que sufrieron derrumbes; más de mil personas hasta donde alcanzaba la vista, con cascos, cubrebocas, palas, picos y sus propias manos. Unos cuantos voltearon tras escuchar el llamado de auxilio.
-¿Pero dónde es eso?
-Llegando al Módulo donde está la Lechería, da la vuelta hacia la derecha y hasta el fondo, hasta el fondo.
-¿Dónde están los de medicina? ¿Y los demás? ¡Ya tenemos que movernos!
-Se fueron a la calle Chapultepec, para allá se los llevaron. Hay que esperar.
-¡Ahí están! Vámonos a La Conchita.
A las 7:28 am del miércoles 20 de septiembre ya se congregaban al menos 50 universitarios afuera del metro Copilco. La cita, publicada en redes sociales y organizada por los alumnos de Ingeniería de la UNAM, era a las 8:00 am en punto; convocaba estudiantes de todas las áreas sin distinción para ayuda voluntaria tras el sismo de 7.1 grados Richter del martes. Tras hacer el pase de lista a la hora acordada más de 450 estudiantes eran divididos en brigadas más pequeñas de 30 miembros y repartidos a los puntos en la Ciudad que aún eran zonas de desastre.
La brigada autodenominada “Cachorros Copilco” se puso en movimiento tras recibir la orden de ir al Ejido San Gregorio, en Xochimilco, un poblado del que se tenía mucha información de derrumbes y falta de manos dispuestas a ayudar. Tras un viaje de 2 horas lleno de complicaciones por falta de transporte, arribaron al lugar.
-Traemos agua, aquí hay tortas y jugos, ¿todos desayunaron?
-¡Sí!
-Yo no.
-Aquí hay un sándwich.
-Ahorita contamos los suministros.
-Yo traigo gasas, agua oxigenada, material de sutura, vendas…
-A trabajar.
El paso vehicular estaba detenido por la saturación de autos y camiones de carga que llevaban víveres, así como motociclistas que transportaban paramédicos, los últimos metros fueron recorridos a pie y desde la entrada era visible el caos.
Las personas corrían de un lado al otro con herramientas, botellas de agua y grandes pedazos de escombro. No había ningún soldado o miembro de la marina en el pueblo, los propios pobladores iniciaron la organización en la plaza principal para reunir los víveres y reportar las casas dañadas.
Con instrucciones de apoyar en lo que se necesitara, desde sacar escombros hasta dar palabras de aliento, los brigadistas recibieron una breve capacitación de los alumnos de medicina para atender a personas en crisis o que sufrieran desmayos, también para identificar las señas de silencio, auxilio y sigue trabajando, cada uno de los miembros comenzó la labor de apoyo.
-La esquina por la que se entra a la plaza será nuestro punto de reunión, nos veremos cada hora, avisen a todos.
-Nosotros nos iremos por allá, necesitan personas para sacar escombros.
-Vamos a dar una vuelta por la plaza.
-Aquí nos vemos.
Las señoras mayores y los niños que no podían ayudar se encontraban sentados afuera de sus casas. Con sus rostros llenos de nerviosismo y miedo saludaban la llegada de brigadistas y ciudadanos que iban en su auxilio.
Los niños más pequeños pedían botellas de agua, caminaban y jugaban entre la tierra y las tablas.
Al llegar a un callejón muy estrecho, los habitantes de una casa en el fondo pedían ayuda para retirar una viga de cemento, entraron los Cachorros mientras afuera, otros repartían el agua y abrían paso a la cadena humana que sacaba escombros a lo largo de dos cuadras hasta la avenida San Pedro Atocpan, donde ya habían más de 20 depósitos de escombro improvisados, en espera de camiones y personal que se los llevara.
La plaza principal estaba abarrotada de personas buscando comida y agua, servicio médico y reportando los daños a sus viviendas. Se daba atención a los perros, algunos con necesidad de curaciones; las croquetas y el agua para los mismos eran escasos.
El ambiente de preocupación y tristeza se eclipsaba por completo por el de esperanza y apoyo. Emociones encontradas que reafirmaban la fortaleza entre los presentes, de dar otro paso, de levantar otra piedra.
-¿Cómo les fue? ¿Cómo están?
-Dicen que ya no falta ayuda aquí, están empezando a llegar muchísimos voluntarios y no traemos más herramientas.
-Un sándwich, chicos. ¿Quieren agua?
-No, gracias. En aquella casa necesitan agua.
-Podemos movernos al próximo pueblo, o al de atrás. Un señor dijo que allá no hay voluntarios, todos están llegando aquí.
-Sí, vamos a movernos, pero nos faltan varios, a ver, enumérense.
-1, 2, 3, 4 ,5 6, 7, 8… ¿8?, ¿9?, ¿10?… ¿No?
-Sí hay que esperarlos, hay que buscarlos.
-¡Oigan! Los demás están en la comunidad de Chapultepec, yo voy a ir para allá, ¿se quedan?
-Se acaban de ir dos a la plaza para buscar a una compañera, que unos se queden y los demás nos movemos.
-¡Ya están llegando! ¿La encontraron? ¿No? Pues vámonos para allá.
Unas calles después un voluntario que corría con una carretilla se detuvo al escuchar a una señora, “¡Hubo un derrumbe!”, gritaba.
El camino hacia La Conchita era largo, húmedo, lleno plantas con espinas, olores amargos que respirar, niños sucios con sed, adultos mayores lastimados. Las bardas a medio caer y las casas expuestas.
En La Conchita, uno de los lugares más retirados del centro de la delegación Xochimilco, preguntaban por doctores y detenían brigadistas que ayudaran en las casas que se empezaron a derrumbar.
Los Cachorros de medicina se habían quedado atrás, pero tras unos pocos minutos de espera llegaron paramédicos, a los que se les dio agua.
-Ya no llegamos a la 1:30 al punto de encuentro, estamos muy lejos y faltan 10 minutos.
-Los encontraremos en el camino, no importa.
Tras reunirse íntegramente una vez más, inició el camino de vuelta de la brigada. Entre los pueblos, en Santa Cruz y La Noria habían tres socavones, uno de ellos estaba siendo drenado, los otros estaban siendo trabajados con maquinaria pesada. “¡Hay fuga de gas!, adelante ¡Hay fuga de gas!”, avisaban los pobladores.
-Apaga tu cigarro, eso no es prudente.
-Perdón.
-¡Cadena humana! ¡Necesitamos voluntarios, por favor!
-Vamos, vamos, vamos.
-¡Tengan cuidado con la barda, que se va a derrumbar! Las mujeres de éste lado, regresen los botes por la cadena. ¡Cuidado con la cabeza!
La cadena humana, conformada por unas cien personas, cada vez más larga, cada vez más fuerte, advertía brazo tras brazo “¡Cubeta rota!, ¡Cuidado con la cabeza!, ¡Pesada!, ¡Rápido, rápido, rápido!” terminó después de varios minutos con una ronda de aplausos. Siguió el camino.
En un cartel sobre la carretera, junto a un centro de acopio se leía “MÉXICO NO SE DERRUMBA”. Ese cartel, y cada bandera ondulante sobre los techos, animaban a continuar. Los agradecimientos del pueblo no faltaban, una simple mirada de “gracias” llena de satisfacción.
-No nos rechacen somos el pueblo, tomen ésta comida, Muchas gracias.
Cada gesto era conmovedor. Tras cada paso se hacía un nuevo nudo en la garganta. La brigada terminó su labor a las 6 de la tarde. Transportados desde Xoxhimilco por un hombre solidario en su camioneta, los Cachorros volvían satisfechos en el tráfico hacia CU al grito fuerte del GOYA.
Brigada Cachorros:
Ramses, Fernanda, Galileo; Medicina Veterinaria y Zootecnia, UNAM
Fernanda, Mónica, Paty; Enfermería, UNAM
Alexander; Relaciones Internacionales, UNAM
Alejandro; Economía, UAM
Jair;Administración, UNAM
Osmar; Gastronomía, UVM
Joaquín; Ciencias Políticas y Administración Pública, UNAM
Brandon; Médico Cirujano; UNAM
César; Derecho, UNAM
Armando, Betzahira; Comunicación y Periodismo, UNAM
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