• Los incondicionales de Romero Deschamps en las dirigencias seccionales aún las controlan pese al nuevo método democrático.

Por: Israel Mendoza @imendozape

El sindicato petrolero está a punto de volverse una monserga para la cuatroté. La secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde perdió los hilos de la elección “democrática” y avanza la densa burocracia sindicalista gestada y alimentada por el exdirigente sindical Carlos Romero Deschamps por más de dos décadas.

El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) es una estructura obesa en sus entrañas y con cabezas que brotan las cuales se adjudican la dirigencia y paternidad del sindicato. En resumen, Luisa María Alcalde no pudo con la elección. Se salió de control. Y las cuenta que entregará en Palacio Nacional no son las mejores. Incluso aún hay personajes espontáneos que se encargan de avivar las hornillas dispuestos a entregar el sindicato como brazo político del partido en el poder.

La llamada renovación y democratización en el sindicato petrolero sólo es un discurso armado por Luisa María Alcalde. No hay novedades. Los incondicionales de Romero Deschamps en las dirigencias seccionales aún las controlan pese al nuevo método democrático. De esta manera la cuatroté comienza a validar dirigencias que siempre fueron acusadas de corrupción y actos intimidatorios en contra de los trabajadores.

En la histórica Sección Uno del sindicato petrolero, en manos del dirigente Esdras Romero Vega, se operó en contra de la democracia sindical. Ese es uno de los dirigentes más cercanos a Manuel Limón por la cantidad de intereses económicos que emanan de esa sección.

Por ello es que el sindicato petrolero se encuentra a punto de ser una enorme simulación. El reciente triunfo de cinco líderes seccionales afines a la vieja estructura son los mismos que se han convertido en un tumor dentro del sindicato. Esdras Romero, cercano a Romero Deschamps y dirigente en la sección de Ciudad Madero, Tamaulipas; Carlos Jiménez, de Las Choapas, Veracruz; Rigoberto Ramírez, de Tula de Allende, Hidalgo y Azcapotzalco, CDMX, así como José Zamudio Aguilera, de Villahermosa, Tabasco, y Jorge Acevedo, del Edomex, recibieron su toma de nota.

Todo por tener en el limbo los estatutos generales ya que son interpretados los de 2005 y los de 2019 al antojo y conveniencia de los dirigentes seccionales. Donde las bases se convierten en rehenes de un vacío de información y víctima de acuerdos cupulares. Como siempre.

A los pocos días, el polémico Jorge Hernández Lira, ya ofreció el sindicato a la cuatroté. En una conferencia soltó que está listo para iniciar la transformación del sindicato petrolero bajo el mismo concepto del actual gobierno. Aunque se considera el dirigente “moral” del STPRM tampoco hay un reconocimiento por parte de la secretaria Luisa María Alcalde.

En menos de una semana el sindicato petrolero ha comenzado a mostrar las deformidades que se desarrollan en su interior. No hay una línea y la mano de la secretaria de Trabajo quedó ensombrecida por los intereses creados por los liderazgos seccionales y la estructura va un periodo de reacomodo y choques innecesarios entre los grupos al interior.