Por: Redacción/
Los investigadores en ciencias sociales debieran evitar el uso de metodologías basadas en paradigmas oficiales o academicistas que excluyan a quienes pertenezcan a determinados sectores sociales o culturales, ya que sólo reproducen en ellos estereotipos de vulnerabilidad e inferioridad, alertó hoy la doctora Sarah Corona Beltrán, investigadora de la Universidad de Guadalajara.
En contraste, “la práctica investigativa debe promover miradas autónomas de todos los participantes, en virtud de que cuando se trabaja en horizontalidad es central la creación y no la replicación de lo ya conocido para edificar niveles de definición nuevos, dar apertura a las teorías y fomentar el intercambio”, manifestó en la apertura delColoquio Internacional Estudios Culturales y objetos ilegítimos: metodologías no coloniales en las humanidades.
Al impartir la conferencia magistral Yo cómo lo entiendo. La generación horizontal del conocimiento, en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana, advirtió que es necesario encontrar formas de acercamiento a los objetos de estudio en las que tanto el investigador como el investigado trabajen de manera conjunta, debido a que de otro modo se “cierran las puertas a análisis más profundos y a la posibilidad de ejercer un diálogo en igualdad discursiva”.
Corona Beltrán compartió el trabajo que realiza con comunidades wixáricas de la sierra de Jalisco, donde ha aplicado un sistema incluyente a partir de “confrontar la visión indígena con los métodos occidentales de la antropología, la sociología y el discurso”, lo que “me ha permitido comprender otros conceptos, estrategias y modos de acércame a sus problemáticas”.
Denominado Autoría a varias voces, a varias manos, el método consiste en colocar al investigado a la par del investigador, incorporando ambas miradas para conocer, desde el diálogo, la realidad de sus contextos, comparando puntos de vista, es decir, “nuestra propuesta más que un recetario a seguir, son sugerencias para construir otra manera de hacer ciencia y de producir otro orden”, afirmó.
Sólo así es viable generar nuevo conocimiento a partir de lazos de reciprocidad, “no se trata de convertirme en uno de ellos, no es suficiente ver y escuchar al otro o inclusive ser empático, si el encuentro no transforma el conocimiento lo que se pueda producir será iterativo de lo mío, se debe volver un asunto de práctica social”.
La generación horizontal de conocimiento implica crear condiciones de igualdad tomando en cuenta las múltiples voces que perciben el mundo de manera distinta, precisó Corona Beltrán.
A diferencia del nombre impuesto o abstracto y descontextualizado, el indígena se nombra a sí mismo en un acto concreto y en un momento dado, es decir, apunta a una cultura, una manera de ser y una historia continua con origen en sus antepasados y presente en forma actualizada, colocándose en el ahora.
Al proponer la mirada indígena sobre sí mismos “y a través de allí mirarnos a nosotros, se aprovecha la condición de toda existencia, ya no es el otro que está delimitado por la percepción de un nosotros, lo cual demuestra que el mestizaje está presente en todos y más que como una corrupción de las reglas puede verse como una impugnación a las prácticas que han establecido etiquetas a todos”.
El doctor Mario Rufer, académico de la Unidad Xochimilco de la UAM y coordinador del Doctorado en Humanidades, indicó que el encuentro fue organizado para clausurar las actividades de la primera generación de egresados de ese posgrado, caracterizado por eliminar el uso de metodologías extractivas del trabajo de campo en el proceso académico, por cuestionar posiciones eurocentristas u occidentales, y criticar las miradas coloniales de abordar los tópicos de las ciencias sociales.
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