Por: Redacción/
Europa, un continente de “memoria corta”, de conquista de territorios en todo el planeta, se debate hoy entre la solidaridad con los migrantes, manifiesta sobre todo en países como Alemania y Suecia, y la indiferencia de otras naciones que no aceptan las disposiciones de la comunidad para acoger refugiados. El miedo y la xenofobia están presentes. Ahí, los problemas evidentes es el de la integración y asimilación, aseguraron académicos en la UNAM.
Al participar en el Ciclo Migrantes en el Mediterráneo, en el Instituto de Investigaciones Sociales, Carlos Martínez Assad, integrante de esa entidad universitaria, consideró que el miedo europeo se debe más al cambio demográfico que al terrorismo, que ha sido muy localizado. “Hay una preocupación por ese cambio, por el índice de natalidad más alto entre los migrantes que entre la población nativa. Eso les provoca mayor temor”.
Parte de la crisis actual de refugiados tiene que ver con los sistemas de integración y asimilación: están dispuestos a compartir valores porque requieren trabajo pero, por ejemplo, las mujeres musulmanas no aceptan dejar de usar el velo islámico. En este caso, Francia estableció por ley que no pueden usarlo en escuelas, y a Inglaterra eso no le preocupa.
En Europa han aumentado las mezquitas y demás manifestaciones islámicas, y ese es el problema: hasta dónde es permisible, hasta dónde se quiere la integración, reiteró el experto.
Jorge Durand, de la Universidad de Guadalajara, refirió que cerca del 3.22 por ciento de los habitantes del mundo vive en un país diferente al que nació.
“Es un sector mínimo, dentro del cual lo más problemático es la migración irregular, y esos son sólo 20 millones, 10 millones en Estados Unidos y el resto alrededor del mundo. Entonces, ¿por qué hace tanto ruido el asunto cuando son realmente tan pocos?”.
Los sistemas migratorios se construyen a partir de relaciones históricas de largo y mediano plazo, y por relaciones de vecindad y regionalidad, y se dinamizan en contextos de crisis coyunturales políticas, económicas, sociales, bélicas o ambientales, explicó.
Por ejemplo, llegan a Reino Unido migrantes de India, Pakistán, Irlanda, Sudáfrica o Bangladesh, excolonias inglesas, o de Polonia y Alemania, sus vecinos. La migración se explica por relaciones históricas y geográficas.
En tanto, Martínez Assad recordó que el mar Mediterráneo, referente de la historia universal, de música, literatura y romanticismo, se ha convertido en los últimos 20 años en un cementerio en donde han perecido 20 mil personas que buscaban cambiar su destino. En los primeros seis meses de 2016, uno de los momentos más críticos de la crisis actual significó el deceso de tres mil personas, y al terminar al año eran cinco mil.
La muerte continúa al asedio de quienes buscan una vida mejor. Hasta julio de 2017 han llegado a Europa por el Mediterráneo más de 112 mil personas, y dos mil 300 han muerto ahogadas en el intento, y han sido rescatadas 11 mil. Italia, Grecia y España son los principales países de llegada.
Los migrantes tienen su origen en Nigeria, Guinea, Bangladesh, Costa de Marfil y Siria, principalmente. Muchos buscan eludir fronteras porque las necesidades son más imperiosas que la legalidad, como lo vemos en nuestra frontera con Estados Unidos. Las causales de ese movimiento de personas son las guerras en Siria, Afganistán, Libia e Irak, subrayó el universitario
En Turquía, refirió el especialista, se ha construido un muro de contención de migrantes sirios; se trata de una barda de 290 kilómetros.
Frente a esta crisis humanitaria, Alemania y Austria han recibido a miles de personas. Tan solo el año pasado, los teutones gastaron 15 mil millones de dólares en los refugiados. En tanto, Suecia se distinguió en un momento por el apoyo, pero el año pasado hubo medio millón de órdenes de expulsión de migrantes, de las cuales se aplicó la mitad.
Por último, Martínez Assad recordó que otra variante de esta crisis son los menores no acompañados, que abundan, y cuya solución es muy complicada.
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