Por: Redacción/
Una consecuencia del aislamiento social para quienes son madres es la sobrecarga de trabajo, pues en sus hogares desempeñan más de un rol a la vez: cuidan de los hijos, hacen los quehaceres domésticos y atienden sus actividades laborales, afirmaron académicas de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), de la UNAM.
Tras aclarar que la emergencia sanitaria afecta la cotidianidad de todos los sectores de la población, Iliana Noemí Palafox Luévano y Guadalupe Cañongo León señalaron que este Día de las Madres será distinto, pues además del encierro, ellas viven una situación compleja que el confinamiento ha detonado.
Esa situación hace que busquen estrategias de dispersión, mediación y reencuentro para fortalecer las relaciones familiares, así como educativas, económicas y administrativas para superar la crisis, lo que puede provocarles una sensación de saturación.
Las universitarias refirieron que de acuerdo con estudios de El Colegio de México, en circunstancias normales (no de confinamiento) las mujeres desempeñan en el hogar 39 horas de trabajo no remunerado a la semana, y los hombres 13 horas.
Precisaron que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el trabajo no remunerado que realiza el 75 por ciento de las mujeres en sus casas representa el 23.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país, equivalente a 5.5 billones de pesos (2018). El INEGI indicó que cada persona participó en promedio con 42 mil 602 pesos anuales por sus labores domésticas y de cuidados.
“Nuestra condición de género nos coloca en una posición de triple jornada, pues debemos estar pendientes del plano laboral sin dejar de lado tareas que socialmente se nos han atribuido, como las domésticas y el cuidado de los hijos, incluso de la pareja y los padres. Esta situación es común, pero en la cotidianidad tenemos redes de ayuda: madres, suegras, hermanas o amigas que nos apoyan, y ahora que todos deben permanecer en casa las funciones se sobrecargan, generando mayor estrés”, explicó Cañongo León.
Al respecto, Palafox Luévano subrayó que esta circunstancia es desgastante para las mujeres y genera un impacto negativo en su bienestar físico y emocional. Debido a los roles y estereotipos de género, las madres dejan de lado sus propias necesidades, lo que podría representar un factor de riesgo para su salud física y mental, al presentar ansiedad, estrés, insomnio y agotamiento.
“Es momento para que la familia aprenda a distribuir el trabajo doméstico y de cuidados de manera equitativa, crear espacios colaborativos y un hogar más igualitario, que vaya más allá de la cuarentena”, reiteró.
Cañongo León destacó que generar una rutina para organizarse al interior del hogar y mantener ocupados a todos los integrantes de la familia evita el estrés. “Todos deben contribuir en estas tareas e irlas rolando para evitar cansancio emocional”.
Mamás y académicas
Iliana N. Palafox Luévano, psicóloga de la Unidad para la Igualdad de Género de la ENTS, compartió que desde el inicio de la contingencia ha trabajado desde casa y se ha apegado a las indicaciones médicas por su embarazo. Exhortó a las mujeres en esta condición a seguir las recomendaciones sanitarias, revisar información confiable y limitar la misma para evitar que se generen estados de ansiedad.
Además, insistió, “es necesario reforzar la idea de que la maternidad es un trabajo arduo y no siempre bien reconocido. El distanciamiento social debe servir para valorar las actividades que las madres realizan de forma no remunerada y no esperar al 10 de mayo para reconocerlas”.
Finalmente, Guadalupe Cañongo, técnica académica adscrita a la Coordinación del Programa de Maestría en Trabajo Social, y madre primeriza, comentó que hoy en día las mujeres reciben muchas presiones sociales por la maternidad, y en condiciones vulnerables como la que vivimos por el coronavirus, pueden llegar a ser muy estresante.
“La maternidad trae cosas positivas y hace que las mujeres se empoderen, pero el gran reto sigue siendo lograr un equilibrio entre los roles laborales con el de ser mamá. Debemos aprender a relajarnos y a no ser tan severas con nosotras mismas; lo mejor que podemos enseñarle a nuestros hijos es disfrutar la vida y que den lo mejor sí”.
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