Por: Redacción
Conforme a datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) se estima la prevalencia de los trastornos del espectro autista de 1 en 110 individuos y, aunque las causas del síndrome no están bien definidas, un componente genético puede ser la causa. Los niños y niñas que padecen esta enfermedad, tienen una historia familiar de parientes con esta condición.
Se trata de niños que tienen problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar los sentimientos propios, además de dificultad para entender el lenguaje corporal, evitan el contacto visual, desean estar solos, no pueden interactuar y hablan de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
Por todo ello, se les dificultad para hacer amigos, son torpes o descuidados, realizan movimientos repetitivos o extraños y tienen reacciones sensoriales poco comunes, entre otros síntomas de alerta y procurar la atención médica especializada lo antes posible.
Fue en 1944, cuando el pediatra austriaco Hans Asperger definió este síndrome en un grupo de niños que poseían una capacidad intelectual normal pero con problemas en destrezas sociales, emocionales y de comunicación además de conductas e intereses inusuales, aunque hasta 1981, Lorna Wing nombra al trastorno como el “Síndrome de Asperger”.
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