Por: Redacción/

En el mundo hay aproximadamente mil 600 volcanes activos, con potencial de entrar en erupción. De ellos, entre 20 y 50 están en actividad en forma alternada, así que siempre hay alguno en erupción, y es muy probable que al menos dos coincidan, pero sólo por casualidad.

“Que haya una erupción en Hawái, del Kilauea, y otra en Guatemala, del Volcán de Fuego, no significa que haya una conexión entre ambos; simplemente establece el hecho de que en el planeta existen muchos volcanes activos, y puede haber coincidencias”, remarcó Servando de la Cruz Reyna, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

En conferencia de medios sobre las recientes erupciones y su posible relación, De la Cruz explicó que “un volcán es un sistema independiente y cada uno requiere ser vigilado, monitoreado y estudiado en su propio contexto”.

Al respecto, Hugo Delgado Granados, director del IGf y moderador de la conferencia, destacó que es importante la inversión de recursos económicos para la investigación e instrumentación volcánica, pues son esenciales para generar nuevo conocimiento y vigilar estos fenómenos. Es la mejor forma de proteger a la población y el mejor producto que puede ofrecer la comunidad científica, afirmó.

Volcán de Fuego de Guatemala

El Volcán de Fuego de Guatemala es uno de los más activos de América Central y del continente. Se ubica a 155 kilómetros de Tapachula, Chiapas, relativamente cerca de la frontera con México, pero no lo suficiente para que sus efectos primarios tengan alguna afectación en nuestro territorio.

“Algunos efectos secundarios, como la caída de ceniza, sí podrían llegar si la erupción fuera más grande, como ocurrió en 1902”, detalló De la Cruz.

El experto precisó que en la erupción actual la afectación viene no tanto de la intensidad del evento, sino de la cercanía de los asentamientos humanos: poblaciones a seis kilómetros o menos del cráter activo.

Por su parte, Robin Campion, también del IGf, explicó que el Volcán de Fuego de Guatemala hace pareja con el Acatenango. “Este patrón es común en América Central y en México, en donde el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl también lo son, y otra es el Volcán de Colima y el Nevado de Colima, y al menos uno de ellos tiene actividad permanente”.

En el caso del coloso guatemalteco, el principal peligro son los flujos piroclásticos y una actividad muy explosiva después de un patrón de erupciones moderadas. “Esto provocó que la gente y las autoridades se acostumbraran a ver al volcán con erupciones inofensivas; además, se convirtió en una atracción turística, con lujosos campos de golf en sus faldas”.

Campion subrayó que en Guatemala hubo “una dramática falta de educación sobre los peligros volcánicos. No se difundió bien la peligrosidad, pues los volcanes pueden cambiar sus hábitos eruptivos con muy poca anticipación”.

México tiene dos volcanes activos: el Popocatépetl y el de Colima, y este último presenta muchas similitudes con el de Guatemala. La educación es esencial para las poblaciones que viven alrededor, y aunque se vean inofensivos, son un peligro, alertó.

En su oportunidad, Marie-Noelle Guilbaud, del IGf, expuso las peculiaridades del Kilauea: “es un sistema muy activo, con 24 fisuras, de las cuales actualmente ocho están en erupción”.

La lava que está avanzando hacia el mar crea nueva tierra, lo que es un proceso típico en Hawái, en donde las islas están formadas sobre erupciones antiguas.