Por: Redacción/
En México ser mujer puede ser una militancia, una trinchera, un faro o un remanso, pero se complejiza cuando se topa con otros muchos modos de habitar el ‘ser’ arraigados desde lo patriarcal, un “pulpo que extiende sus tentáculos a formas de poder y coerción hacia nuestro cuerpo y decisiones, ese todo poderoso que se impone desde políticas de Estado, educación, imposiciones sociales, culturales y organización de la vida familiar”, sostuvo hoy la doctora Alejandra Osorio Olave.
Al dar la bienvenida a investigadoras y una egresada de la UAM que participaron en el Foro Día Internacional de la Mujer, Memoria y reflexión #Mujer UAM, convocado por la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la directora Académica y Cultural de la Coordinación General de Difusión dijo que la familia arropa y arrastra; la pareja adora y mata, y la maternidad se impone muchas veces sin preguntar.
Además, el Estado dice que “no podemos decidir sobre nuestro cuerpo; que el trabajo se triplica y es peor pagado que el de su contraparte masculina o que simplemente no se considera remunerable, como el realizado en la casa y para la familia; que no se puede andar por la calle sola en minifalda sin pensar que se la está buscando, y que matarnos en forma sistemática sin encontrar y castigar a los culpables se ha convertido en una estadística para archivar”.
Esta condición resulta difícil, sin embargo, también “es gozosa, porque todo suma en la complejidad de ser mujer: individuales y colectivas, pero sin duda hermanadas por las mismas cicatrices”, expresó la académica del Departamento de Ciencias de la Comunicación y Diseño de la Unidad Cuajimalpa de la UAM.
“¿Y dónde estaban ellas mientras los hombres hacían la guerra, la política y la historia? preguntó la doctora Elsa Muñiz García, profesora del Doctorado en Estudios Feministas de la Unidad Xochimilco y coordinadora de Extensión Universitaria de esa sede académica. Y refirió las luchas que han dado en la conquista de sus derechos y de cómo la fecha 8 de marzo ha sobrevivido hasta ahora, por lo que “cada día cobra mayor relevancia y un significado distinto, dependiendo del momento histórico”.
Hasta hace poco, el feminismo era considerado “un activismo no querido; hacer política donde no debemos y enfrentar, en el ámbito académico, reticencias incluso a la hora de poner en marcha el Doctorado en Estudios feministas”, que ahora es el segundo en su tipo en México y el tercero en América Latina.
La profesora señaló la necesidad de “hacer una arqueología” del 8 de marzo, con el propósito de “recuperar parte de nuestra identidad como mujeres en este mundo y en el país”, pues han pasado varios siglos de que en Francia, en 1789, se levantaron por no ser contempladas en un documento fundamental: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Y desde entonces “seguimos reclamando parte de ese reconocimiento”.
En la década de 1970 muchas se dieron a la tarea de pensar lo que se llamó “la cuestión femenina y descubrieron que en la historia oficial no aparecían, por lo que se preguntaron dónde estaban mientras los hombres hacían la historia y así inició el propósito de recuperar la memoria del movimiento feminista, que comienza con la declaración de las ciudadanas aun en el mismo corazón de la Revolución Francesa, una de cuyas exponentes fue Olimpia de Gouges, quien fue guillotinada: tal fue la primera disputa colectiva de las mujeres.
A principios del siglo XX las trabajadoras iniciaron una lucha colectiva por sus garantías laborales y ciudadanas, como las huelguistas de la industria textil en la ciudad de Nueva York y las querellas por ejercer su voto.
En México reconoció el papel de las sufragistas Elvia Carrillo Puerto y Hermila Galindo, a principios del siglo pasado, y también que entre las décadas de 1960 y 1970 la lectura de El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, brindó elementos teóricos, filosóficos y políticos para la comprensión de la opresión “y la cuestión de ellas”.
Vino después la celebración del Año Internacional de la Mujer en 1975 y luego el movimiento feminista de la Segunda ola, donde quedó atrás la lucha por el sufragio –alcanzado en 1953– e inició aquella por decidir sobre el propio cuerpo, es decir, que la identidad y la subjetividad están en el centro con una demanda fundamental: la despenalización del aborto.
La maestra Liliana Elvira Moctezuma, asistente en el Doctorado en Estudios Feministas de la Unidad Xochimilco, abundó en Las mujeres mexicanas en la pintura y las dificultades que enfrentaron para expresarse a partir de su trabajo plástico.
Ellas ingresaron a la plástica en el siglo pasado y empezaron a pintar desde el XIX, pero siempre desde el ámbito de la casa “y en esas artes, como el piano, necesarias para ser una buena dama”.
La egresada de la Maestría en Estudios de la Mujer comparó algunas fotografías de los estudiantes de la Escuela de San Carlos, ya en el siglo XX, donde figuran sólo hombres blancos, así como alumnos de la Escuela al aire libre de Churubusco y de Tlalpan, donde ellas ya aparecen en la escena; de hecho en este tipo de escuelas empezaron a surgir las artistas profesionales.
Entre ellas destacan Josefa San Román, Luz Osorio, Lola Cueto, Nahui Olin, María Izquierdo, Frida Kahlo, Rosa Rolanda y Olga Costa, así como representantes del muralismo, incluida Aurora Reyes –quien también era activista política– y su Atentado a las maestras rurales, de 1936, que fue el primer mural de una artista en un espacio público mexicano: el Centro Escolar Revolución, que se encuentra afuera del Metro Balderas.
La doctora Cecilia Colón Hernández, investigadora del Departamento de Humanidades, abordó el tema de las mujeres desde la literatura fantástica, particularmente de la literatura de vampiras y afirmó que hablar del feminismo y las vampiras es escabroso, porque “las vampiras nunca estuvimos sometidas a un varón”. Las vampiras “tenemos otra historia, otros datos que rompen por completo el estatus que ha marcado la hombría”.
En la inauguración de esta actividad, el doctor José Antonio De los Reyes Heredia, secretario general de la UAM, reiteró que la Institución se suma al movimiento Un día sin nosotras, que se llevará a cabo el lunes 9 de marzo, cuyo objetivo es exigir un alto a la violencia en contra de las mujeres y dejar de manifiesto la importancia femenina en todos los ámbitos de la sociedad.
La Casa abierta al tiempo comparte las demandas de justicia y toma de conciencia sobre esta problemática, por lo que otorgará las facilidades a las trabajadoras y alumnas que participen en esta iniciativa.
En una entrevista previa, el doctor José Ronzón León, coordinador general de Administración y Relaciones Laborales, dijo que con este tipo de actividades la Universidad ratifica su compromiso de continuar el desarrollo y la actualización permanente de políticas, protocolos y acciones institucionales que garanticen espacios libres de violencia y el respeto absoluto a la población femenina.
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