Por: Redacción
South Utah.–El desierto de Utah, donde se encuentra la Mars Desert Research Station (MDRS), se caracteriza por tener un suelo semejante al que encontrarán los seres humanos en Marte: composición roja, óxido ferroso, silicatos y otros minerales. Yair Piña, estudiante de la Facultad de Ciencias de la UNAM, afirma que “se obtuvieron unas pruebas muy pequeñas que están absorbiendo toda la radiación”. Llevará el material a la UNAM para poder estudiarlo y determinar si cumple con las propiedades termoluminiscentes, “para que los primeros humanos que lleguen a Marte y recolecten muestras del suelo marciano puedan saber cuánta radiación se ha recibido”.
Quizá como todos los que nacimos después de la llegada del hombre a la Luna, en cuanto se quita su traje con que trabaja en la misión análoga a Marte, que siempre soñó con llevar un traje espacial, un casco y un tanque. Y por supuesto, caminar con todo el equipo a cuestas. El equipo espacial es muy pesado, hay desgaste físico. Las caminatas, los recorridos en los vehículos y, sobre todo, cuando se recolectan muestras en las colinas son, dice, una experiencia excepcional. Te ayuda “a conocer tus límites físicos y mentales”.
Toda la tripulación vive en “Marte”. Ninguno de ellos mira ese paisaje rojizo como un desierto del planeta Tierra, los protocolos de la misión análoga se cumplen rigurosamente. Las puertas del hábitat se abren sólo con el traje puesto, con el plan trazado. La tripulación sabe que sólo juntos pueden alcanzar su objetivo: encontrar las claves para sobrevivir en Marte.
Todo puede pasar. Y pasó: por ejemplo, la jornada en la que se tenía planeado usar el Rover para trasladar la cápsula Aztratos, diseñada por Yair Piña y lanzarla a la estratosfera cambió sus planes. Una tormenta (esa sí muy terrestre) impidió que la tripulación pudiera salir del Hábitat. La tormenta dejó su impronta en los caminos de acceso a la MRDS: no hay entrada para vehículos “terrestres”. Quien quiera entrar en estos días corre el riesgo de quedar atrapado en el desierto. Arena, rocas y suelo rojizo por testigo. No hay señal de teléfono ni internet en muchos kilómetros a la redonda. La tripulación sigue al pie de la letra las órdenes de su comandante Yendri Corrales.
El día a día en la MRDS
En un recorrido por el invernadero del hábitat, Yair Piña cuenta que se trabaja con nuevos métodos de cultivo que se pueden utilizar cuando la humanidad se decida a unir fuerzas para conquistar otros mundos. Se trata de producir alimentos normales, en el espacio exterior: cebolla, acelga, rábanos, algunas flores, “se recolectan muestras para tratar de cultivarlas en el desierto. En condiciones muy similares a las que tendrá la primera nave tripulada a Marte. Es uno de los módulos más nuevos que tiene el hábitat”
Por su parte, Gabriel Caballero –otro de los astronautas análogos– vigila la consola del manejo de los paneles solares, ubicados fuera del Hábitat. Todos los días toma lectura de la medición de los niveles de energía que proveen las celdas solares. En el laboratorio hay una incubadora para el crecimiento de plantas con luz ultravioleta. Camilo Reyes, el oficial del invernadero, se encarga de cultivar anchoas, una planta endémica de Colombia. La mesa de preparación está a cargo de la comandante de la Misión, Yendri Corrales. Realiza el estudio de nanopartículas para que crezcan en gravedad o microgravedad. En esta misión ha recolectado muestras de la superficie de Marte.
Piña agrega que, durante estos días, el equipo de científicos ha identificado y recogido una buena cantidad de muestras de la superficie de la MARS, las cuales se prepararon y pasaron por un tamiz a 125 micras para poder estudiar sus propiedades termoluminiscentes: “hemos estudiado el cloruro de sodio y sus propiedades termoluminiscentes y lo vamos a tomar como referencia junto a estas muestras. Posteriormente lo que hice fue pesar tres gramos en cada uno de los frascos de las muestras mencionadas y esos tres gramos los metimos en el horno y los calentamos a 250 grados para poder limpiar nuestros materiales, obtener la respuesta termoluminiscente y sirva para el tema de la radiación”.
La primera misión latinoamericana en la MDRS está integrada por un físico, un ingeniero mecatrónico, un ingeniero industrial, una experta en nanomateriales (comandante de la misión), el oficial de alimentos y el periodista. Saben que sus investigaciones, su trabajo multidisciplinario para entender a Marte también contribuirá al desarrollo de tecnología que solucionará los problemas que tiene nuestro planeta. Yair Piña, México; Camilo Reyes y Leonardo Valencia de Colombia; Gabriel Caballero, Argentina; Víctor Román, Perú y la comandante Yendri Corrales, Costa Rica, comandante del grupo, son los orgullosos astronautas análogos latinoamericanos que forman parte de la Misión Latam I.
Mientras la tripulación se organiza para las actividades del día, Gabriel Caballero repara un Rover, un vehículo diseñado para recorrer las superficies de otros mundos, en este caso para Marte. La función de este Rover es llevar cargas, muestras geológicas, biológicas: “llevarlas dentro y seguir al astronauta hacia donde vaya. Eso es para evitar que el astronauta lo tenga que llevar con sus propios medios, ya que los guantes a veces son demasiado grandes o es muy difícil agarrar la muestra para tomarla y depositarla dentro del Rover y volver a la base para analizarla. El Rover lo va a seguir, también tiene la opción de manejarlo con un control remoto”.
La comandante de la misión es Yendri Corrales, tiene doctorado, originaria de Costa Rica. Ha transmitido su experiencia académica internacional a la tripulación. El oficial ejecutivo, Víctor Román, es de Perú, de profesión periodista; Gabriel Caballero es Ingeniero mecatrónico, mantiene los sistemas del invernadero operando; el oficial de salud, Leonardo Valencia se encarga de cocinar todos los días, raciona las porciones y prepara una investigación al respecto. Camilo Reyes es el oficial del invernadero.
Piña recibió en estos días la noticia de que su cápsula Aztratos que se lanzó en Chihuahua, con la colaboración de la Presidencia de la República y el Ejército mexicano ya fue recuperada. A su regreso de la MRDS podrá estudiar los resultados.
Sus estudios sobre los niveles de radiación que enfrentarán las primeras mujeres y hombres que pisen el planeta rojo, obviamente pueden ser cruciales para contribuir al mayor logro de esa próxima misión: sobrevivir en Marte.
No Comment