Por: Oswaldo Rojas
El día de hoy en la Cámara de Diputados se reanudaron las intensas actividades alrededor del tema de la legalización de la marihuana con la mesa de discusión “Regulación en el consumo, auto-producción y derechos humanos”.
Los ponentes centraron sus discursos en convertir la actual política antidrogas por una de salud y prevención. Recalcaron que, según números de la ONU, solo 9 por ciento de los consumidores a nivel mundial son adictos, asimismo, recordaron que permitir portar 5 gramos de marihuana no debe entenderse como una política de despenalización.
El experto en derecho Alejandro Madrazo Lajous, quien ha realizado trabajos de investigación sobre el control de sustancias, dijo que la importancia de la mesa de discusión está en tres puntos: la involucración del Congreso en el debate, la “innegable” conexión entre salud y el derecho a la libertad de desarrollo, y la reducción de los derechos humanos por la lucha contra las drogas.
El investigador enfatizó que “es un mito que se haya legalizado”, recordando que actualmente los artículos constitucionales 235, 237 y 421 aplican sanciones a quien porte más de 5 gramos de marihuana, alcanzando multas de hasta 876 mil pesos.
“Lo que se traduce como: la posesión de cualquier cantidad (sin un uso terapéutico) es ilegal, la posesión y presunción de venta también siguen siendo ilegales” expresó Lajous quien inmediatamente después aclaró con brío que tan solo se ha recriminalizado a los consumidores.
Al igual que sus compañeros, recordó que lo fundamental está en pasar de una discusión de seguridad a una de salud, pues la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón llevó a prisión a consumidores que en sus instalaciones están expuestos a sustancias más agresivas, según demostró con información de distintos órganos encuestadores.
Con éstos últimos mostró como el gobierno mantiene una política económica que premia la criminalización y enjuiciamiento, en lugar de una de prevención.
Lajous concluyó diciendo que aquellos que habían sido detenidos comentaron haber sufrido agresiones como patadas, asfixia y toques eléctricos. “.Ésto último es grave porque se requieren de instalaciones donde no se escuchen los gritos”.
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