• Cuando decidimos dar el paso para acudir a una terapia psicológica solemos tener encima varios problemas que nos asfixian, no encontramos salida, nuestras relaciones de familia, de amistades, de pareja e inclusive con nosotros están muy mal. Cada día es peor… ¿Te ha sucedido algo similar?

Por: Psicóloga Jessica Ramírez/

A continuación, te narraré una historia sobre ir a terapia.

Me he sentido mal, no sé bien desde cuándo estoy así. Sólo sé que cada día me pesa, no encuentro salida. Me han dicho que debo tomar terapia, pero… ¿Cómo voy a contar lo que sucede a un extraño?, ¿qué va a decir o que pensará de mí?

Pasan los días y lo que intento no resulta, creo que ya no puedo más, debo buscar a un psicólogo, pero ni siquiera sé por dónde empezar. De regreso a casa, veo el letrero de una psicóloga que ofrece terapia y anoto el número.

A pesar de haber encontrado la solución, por mi cabeza pasa que quizás no lo necesito, quizás solo es cuestión de seguir con mi vida, realizo más actividades y evito pensar en mis problemas, pienso que tal vez, si no le hago caso todo mejore. Pero pasa es tiempo y esto no sucede, de hecho, me encuentro peor, porque ‘algo’ sucedió y me hizo regresar a pensar en todas mis dificultades.

He reunido el valor de llamarle. Me contesta una voz que suena dulce, pero yo estoy con los nervios de punta. Aun así logro pedir la cita, quedó agendada para la siguiente semana al medio día.

EL COMIENZO

Llega la semana y he recordado que la psicóloga me pidió llegar puntual a la sesión y yo me encuentro ahí unos minutos antes, ya sabes, para causar buena impresión. En el camino, pensaba en cómo va a resultar esta sesión, ¿podrá leer mi mente?, ¿pensará que soy el peor de sus casos y que no tengo arreglo? Mejor no hubiera venido, porque quizás sí puedo con todo… Pero vuelvo a recordar que todo termina mal y ya no sé qué más hacer.

Por fin me recibe la psicóloga, sonríe y me invita a pasar al consultorio. El nerviosismo me invade. Es un lugar diferente pero acogedor.

Pregunta mi nombre y cómo me encuentro. Yo respondo pero es difícil; recordé las visitas con el médico y en ese caso al menos sé que parte de mi cuerpo duele, pero en esta ocasión me duele la existencia y los días, ¿cómo se puede expresar esto?

Ella se presenta y me explica cómo serán las consultas. Me indica que hará algunas preguntas relacionadas con mi vida para conocerme más y poderme orientar, yo estoy de acuerdo, aunque he de confesar que pensé que podía leer mi mente, pero no fue así… Lo que hace es conocerme poco a poco. Luego me pregunta acerca de mi motivo de consulta o la razón por la que voy a terapia… Y comienzo a explicar lo que me ha sucedido, lo que siento y de repente llega el llanto…

He de confesar que no me considero una persona sentimental, pero después de esta escena, la psicóloga me dijo que estaba en un lugar a salvo y que no juzgaría mis actos, equivocaciones ni decisiones, ella estaba para apoyarme, acompañarme y guiarme durante las sesiones. Al escuchar esas palabras sentí alivio.

Es un poco extraño porque si regreso al ejemplo de la visita al médico, usualmente no lloras al menos que den una mala noticia, pero en este caso, por alguna razón comprendí que estaba cargando con muchos problemas, desacuerdos y me encontraba perdido. Pero también tuve la sensación de estar en un lugar reconfortante, donde puedo expresarme libremente y que ese tiempo me lo dedican solo a mí y no está en un juicio, es un espacio de calma y reflexión.

Al terminar la primera sesión, con ayuda de la psicóloga .comprendí que mis dolores no son físicos, pero sí emocionales. He llevado gran parte de mi vida haciendo lo mismo y algo está ocurriendo que no permite que me pueda sentir bien. Mi psicóloga me ha mencionado que, para poderme apoyar, necesito trabajar con ella, como si fuéramos un equipo, para que las cosas que van mal en este momento sean diferentes. He aceptado, por qué ya no me quiero sentir de esta forma…

LA REVELACIÓN LLEGA

Ya han pasado algunas sesiones y he de confesar que ha habido de todo en ellas, en algunas recordé algunos momentos divertidos, de tristeza, de anhelo, de enojo, de angustia, de motivación, de incertidumbre, etc. Además, mi psicóloga me hace preguntas que me hacen pensar y encuentro respuesta al por qué no me he sentido bien, y en un momento hasta yo he visto mis propios errores y es cuando entiendo mi realidad de forma diferente y actúo.

Conforme pasan las sesiones me conozco, comprendo y siento que puedo lograr cambiar, he notado que me siento mejor y he modificado algunas actitudes y formas de ser. Aún tengo que trabajar en mí, pero afortunadamente he dado el primer paso y he encontrado lo que necesitaba.

El artículo de hoy trata de reflejar la experiencia de acudir al psicólogo, es cierto que a veces no es tan fácil, pero atreverse a dar el paso, puede ser lo que se necesita para cuidarse emocionalmente y que se vea reflejado en nuestras actitudes, relaciones, toma de decisiones y vida. ¿Qué tan importante eres para ti?

Jessica Ramírez es licenciada en Psicología, brinda terapias psicológicas, también imparte talleres para reconocer y controlar emociones e identificar la violencia en pareja. Si te interesa su apoyo psicológico puedes contactarla a través del correo: ramivpsic@gmail.com o al número 55 1202 9708