Por: Redacción
El gran reto para preservar a la humanidad y los recursos naturales del planeta radica en el diseño de políticas públicas que rescaten la cosmovisión indígena de respeto a la Tierra y alienten el aprovechamiento de esos recursos de manera responsable, vinculados al ser humano, frente a los intereses económicos, propusieron investigadores de América Latina en la Cámara de Diputados.
Durante la presentación del libro “Nuestra América: complejidad y unidad dialéctica de la humanidad y la naturaleza en el Siglo XXI”, hecha por el Centro de Estudios de Derechos e Investigaciones Parlamentarias (CEDIP), los autores cuestionaron el actual modelo económico que “mercantiliza a la humanidad y a la naturaleza, para obtener las más altas ganancias”.
Juan Carlos Cervantes, director de Estudios Legislativos del CEDIP, resaltó que esta obra, realizada por 25 investigadores universitarios latinoamericanos, aborda de forma plural y crítica las controversias mundiales en torno al ser humano y la naturaleza en el sistema capitalista, mediante un enfoque científico, humanista, integral y multidisciplinario.
David Cienfuegos Salgado, doctor en Derecho de la UNAM, urgió a acercar la discusión e investigación académica sobre el manejo de los recursos naturales al Poder Legislativo, donde se toman las decisiones y se generan las políticas públicas, para que se conozcan todas las propuestas y se abata el gasto en estrategias que no funcionan, a fin de cambiar el enfoque sobre estos temas.
Propuso rescatar y revalorar la cosmovisión y el pensamiento de los pueblos indígenas en torno a los problemas cotidianos que afectan la relación naturaleza-sociedad basada en el respeto a la Pacha Mama (Madre Tierra), como la gran proveedora de todos los recursos, y de cuya preservación depende la vida de todas las especies.
“Las comunidades donde se ha retomado esta visión, han tenido éxito en cuidar el medio ambiente y generar riqueza de forma responsable”, afirmó.
Hizo votos para que “nuestra América sea un espacio unido, compartido, sin fronteras, porque al final los problemas de la humanidad y la naturaleza no tienen fronteras. La Tierra no necesita del hombre, pero éste sí la necesita para sobrevivir”, destacó.
Octavio Adolfo Klimek Alcaraz, biólogo y asesor ambiental, cuestionó la mercantilización de la humanidad y de la naturaleza para obtener las más altas ganancias, alentada por el modelo capitalista, expresada en la actual crisis económica y ambiental con el fracaso del mercado, tendencia criticada por 25 universitarios de México, Perú y Cuba, autores de esta obra.
Refirió la experiencia del estado de Guerrero en legislar sobre los derechos de la naturaleza, contenidos en su Constitución, y habló del concepto de “principio precautorio” que garantiza el respeto a la vida en todas sus manifestaciones, base del desarrollo económico para que un estado garantice y proteja esos derechos. Propuso que este ejemplo sea tomado en cuenta en el diseño de la Constitución de la Ciudad de México.
Al comentar el contenido del libro, el cual consta de cinco capítulos, y de las propuestas de los investigadores, alertó sobre el riesgo de una catástrofe ecológica con el cambio climático, alentada por una sobreexplotación de recursos, ya que se consume 25 por ciento más de los que el planeta produce, donde los más afectados serán los grupos vulnerables: mujeres, niños y ancianos.
Recomendó impulsar un modelo de desarrollo sustentable que aliente un crecimiento no basado en la sobreexplotación del planeta, ya que los ecosistemas no son ilimitados, y promover la disminución del consumo superfluo de energía, agua y de todos los recursos, para redistribuirlos entre quienes tienen menos y, en esa medida, reducir la pobreza.
Jorge Manuel Hori Fojaco, abogado egresado de la UNAM, señaló que “Nuestra América” destaca el éxito de medidas cautelares contenidas en diversos marcos jurídicos, para no expedir permisos de cultivos de maíz transgénico, ya que debe priorizarse la protección ambiental frente al interés económico. Avaló la supresión de pago de fianzas, para suspender obras que perjudiquen recursos naturales, haciendo prevalecer la protección ambiental.
Refirió que el derecho a un medio ambiente sano tutela la preservación y calidad de vida, así como la interrelación de la naturaleza-humanidad con un hábitat sano y el buen vivir, a través de un desarrollo sustentable y de la protección de la Tierra como un ente vivo. Son condiciones indispensables para garantizar la existencia de la vida en todas sus expresiones, sostuvo.
Subrayó la importancia de los derechos de todas las formas de vida, para revalorarse con un trato digno y respetuoso, como en el caso de los animales, con el cumplimiento de los principios básicos de cautiverio, exhibición, transporte, alimentación, explotación y sacrificio.
Sobre los pueblos indígenas, indicó que las decisiones que involucren el uso de los recursos comunitarios deben basarse en una consulta libre e informada para obtener, en su caso, su consentimiento, cuando puedan afectarse sus derechos ambientales, territoriales y humanos en general.
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