Por: Redacción/

En México, el reto de los abogados es llegar a ser verdaderos profesionales de la justicia. Su quehacer es encarar ese ideal y hacer ver a la sociedad, mediante su conducta, que su causa es hacer cumplir la justicia, afirmó Sergio García Ramírez, profesor emérito de la UNAM.

En el marco del Día del abogado, que se conmemora el 12 de julio, subrayó que la Facultad de Derecho (FD) es referente en la formación de profesionales que a lo largo de la historia han integrado los cuadros directivos que requiere el país en diferentes ámbitos.

“Ha sido la semilla de muchos dirigentes en la vida política (presidentes, secretarios de Estado, procuradores y ministros de la Suprema Corte), y de prácticamente todas las áreas de la vida nacional”, dijo.

La FD, prosiguió, ha sabido renovarse al incorporar a jóvenes generaciones de juristas al ejercicio de la cátedra, y haber establecido hace años un posgrado en Derecho, además de revisarlo y mantenerlo al día.

Desde la UNAM “se impulsó la creación del ombudsman y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y “aquí tenemos una defensoría de los derechos universitarios”, precisó.

El exjuez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos señaló que en los próximos años los abogados deberán mantener una posición digna dentro de la sociedad, al reflexionar sobre la situación que guarda esta profesión.

“Debemos preguntarnos si los ideales de seguridad, de bien común y de justicia están bien recogidos en la normativa nacional, y bien asimilados en el ejercicio de la profesión”.

Otro reto es mantenerse al día, encabezar a la sociedad en las grandes reformas que se llevan a cabo en el país.

Compromiso con la legalidad

Al referirse al Día del abogado, comentó que es una oportunidad para renovar el compromiso con la legalidad y la justicia. “En la medida que la aplicación del derecho se emplee de manera justa y juiciosa, todos los días, podremos celebrar esta efeméride y reconocer a quienes con ese título sirven al país”.

También ayuda a reflexionar sobre el destino de la abogacía, a promover entre los abogados el análisis de su quehacer profesional y establecer un juicio de su conducta como individuos y como gremio, concluyó.