Por: Redacción
En el marco del mes del Adulto Mayor, el titular del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores (IAAM) reporta que en promedio recibe y atiende cerca de 125 denuncias mensuales de violencia en contra de personas adultas mayores, las cuales son canalizadas a instancias del Gobierno de la Ciudad de México; a las Agencias Especializadas de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad; al Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS), a la Asistencia Jurídica del DIF CDMX, a la Consejería Jurídica y Servicios Legales (Defensoría de Pública y Dirección Ejecutiva de Justicia Cívica), al Consejo Ciudadano a través de Línea Plateada o a la Secretaría de Salud de la CDMX, entre otras.
A través de profesionales en servicios a adultos mayores (PSAM) o educadoras comunitarias, se realizan las visitas domiciliarias a las personas mayores, se detectan estos casos de abuso, maltrato o discriminación y después de un acercamiento con la familia y del análisis que hagan los especialistas, el IAAM valora si hace del conocimiento para su atención procedente a las instancias mencionadas.
Al recibir una denuncia, el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores (IAAM) lleva a cabo una visita domiciliaria en la que se realiza una valoración gerontológica y geriátrica a las personas mayores, se aplican diversos instrumentos médicos y psicológicos y se hacen entrevistas; analiza la situación y se proponen estrategias respetando la autonomía de las personas mayores, de las personas que las cuidan y de la familia en general, posteriormente se da seguimiento a través de las PSAM.
El titular del IAAM, Rigoberto Avila Ordóñez, informó que las denuncias que más se reciben son por abuso patrimonial y económico, por maltrato físico y emocional, y de las que menos se conoce es sobre abuso sexual, -por la dificultad para que las personas mayores hablen de ello- y contrario a lo que se pensaría, el ámbito privado, o sea la familia, es donde más ocurre, o por personas cercanas a las personas mayores como cuidadoras o cuidadores, amistades y vecinos.
Avila Ordóñez afirmó que los factores que influyen para que las personas mayores sufran de abuso o maltrato son diversos; puede ser por su grado de disfuncionalidad y dependencia, por edad avanzada, debido a la presencia de demencias, por la dependencia económica, por ser mujer; aunque también hay abuso en contra de los hombres mayores por padecer varias enfermedades.
Al recibir una denuncia, el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores (IAAM) realiza una visita domiciliaria para analizar la situación, esto como primera reacción; pero cada situación es un caso específico, una historia particular que analizará detenidamente con la ayuda de los especialistas geriatras y gerontólogos del Instituto. El maltrato a las personas mayores se debe principalmente al desconocimiento de sus derechos y a la proliferación de una imagen negativa sobre la vejez y el envejecimiento.
Para el IAAM es urgente que las personas mayores conozcan sus derechos, tengan información de las instituciones que las protegen y sus programas, que sepan los tipos de violencia que hay; pero lo más importante es que se difunda una cultura de la vejez y el envejecimiento en el que las personas mayores se consideren y sea consideras sujetos socialmente activos y que el envejecimiento sea visto como parte del ciclo vital, que vivir muchos años sea percibido como un gran logro de la humanidad.
Para el Gobierno de la Ciudad de México el tema del abuso y el maltrato en las personas mayores ha sido una prioridad desde hace más de 10 años, dado que tiene el proceso de envejecimiento más acelerado del país, el 12.6% tienen 60 años y más, por lo que a través de una atención integral, interdisciplinaria e interinstitucional ha buscado fortalecer el cuidado y la atención de las personas mayores, viéndolas como sujetos de derecho, nos hemos convertido en una Ciudad Amigable para ellos.
La violencia y el maltrato a las personas adultos mayores se da en todos niveles socio económicos, no existe un perfil determinado, no existe tampoco un límite geo referencial, ni un tipo determinado de agresor; los principales agresores son niños, nietos; hijos, jóvenes, adultos, mujeres y cuidadores o cuidadoras principalmente.
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