Por: Jorge Hernández
La Clínica del Viajero de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México, con sede en la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), lleva a cabo la primera investigación en un país en vías de desarrollo, y una de las pocas a escala mundial, en torno a la trombosis venosa del viajero, esto es una compilación de salud que se registra por la permanencia en un ambiente de cabina por más de cuatro horas.
Este padecimiento se da en personas con factores de riesgo adicionales, como enfermedades cardiovasculares, edad y cierta estatura, se puede activar con la “cascada” de coagulación, es decir, la generación de coágulos que después se desprenden y generan émbolos que van por el sistema circulatorio y condicionan problemas de hinchazón de piernas y de trombosis venosa que pueden llevar, incluso, a una tromboembolia pulmonar fatal.
“El aire seco y frío de un avión, que deshidrata las mucosas respiratorias, y la posición de las piernas en un asiento de espacio limitado que impide la movilidad, propician que el retorno venoso, desde las piernas al corazón, se vea disminuido” explicó Jorge Baruch Díaz Ramírez, responsable de la Clínica.
En el marco del Día Mundial de la Trombosis, que se me conmemora este 13 de octubre, el experto detalló que la deshidratación aumenta si la persona consume café o bebidas alcohólicas durante el viaje. Además, la misma posición de las personas genera circulación lenta y la flexión de las rodillas impide un buen retorno de la sangre.
El universitario recomendó evitar el consumo de alcohol y bebidas con cafeína durante el vuelo; movilizarse por lo menos una vez, ir al baño o caminar en el pasillo; hacer ejercicios de flexión de rodillas, talones y masaje en las pantorrillas en el asiento; y en caso de embarazo, acudir al médico para determinar si es necesario un anticoagulante antes de tomar el avión.
Díaz Ramírez explicó que es difícil dar seguimiento a la trombosis venosa porque no se presenta en el momento “La mayor parte de los casos se registra de tres a cuatro semanas después de haber hecho el vuelo; además, la comunidad médica no está acostumbrada a incluir en las historias clínicas la pregunta de si hizo algún viaje reciente”, detalló.
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