Por: Redacción

El proyecto “Ascenso y descenso eficiente de los vagones del Metro”, desarrollado por investigadores del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM es hoy una exitosa realidad: la estación Balderas despertó en el primer mundo.

Gustavo Carreón Vázquez y Carlos Gershenson, creadores del proyecto, explicaron que para lograrlo se realizó un exhaustivo análisis de videos para entender cabalmente el masivo movimiento de los usuarios.

La observación se realizó a lo largo de la línea 1, con grabaciones de recorridos completos –de terminal a terminal–, con registro no sólo de los tiempos de ascenso y descenso, sino de cuántas personas subían y bajaban en cada estación y en distintos horarios. Junto con Jorge Luis Zapotécatl, se desarrollaron simulaciones en computadora para entender mejor ese fenómeno y modelar alternativas.

Se probaron varias opciones; la que se finalmente se instrumentó está inspirada en el metro de Singapur, aunque se usan métodos similares en Corea, Tokio y China, con algunas variaciones. “Vimos en las simulaciones que esto era lo más eficiente y fácil de implementar”, dijeron los universitarios.

Así se propuso un diseño que consiste en delimitar las áreas de salida y las de espera mediante líneas en el piso. “Se buscó una imagen moderna, además de optimizar recursos. Con poco y un buen manejo de materiales, se puede hacer mucho”, explicó la diseñadora industrial Tania Pérez, integrante del equipo.

“Mediante una simulación computacional podemos recrear un escenario que llevamos al sistema social con buenos e inesperados resultados”. Carreón precisó al respecto que no se esperaba que la gente formara filas, pero lo hizo en absoluto orden.

Eso fue impactante, porque al comenzar la implementación el primer día “no sabíamos qué iba a pasar; tratamos de ordenar a la gente, que tomara su lugar en el área de espera, y ellos mismos comenzaron a formarse”.

En la simulación computacional la idea es la formación de “cúmulos” en los costados de las puertas y el ingreso por las laterales, con buenos resultados. Pero las filas son un mecanismo aún más ordenado, refirió. Incluso, los propios usuarios se regularon y pidieron que nadie se metiera.

Carlos Gershenson indicó que en Balderas el número de pasajeros que baja y sube es muy similar. Pero el ascenso y descenso es sólo uno de los elementos que se complementan al brindar el servicio.

“Si la gente no puede entrar y salir se retrasan los trenes; pero hay otros motivos de retraso, como la regulación, que es otra parte de la tesis de doctorado de Gustavo Carreón. Tenemos simulaciones por computadora, que hemos trabajado con Luis Alberto Pineda, en donde hemos mostrado que utilizando métodos auto organizantes, que los mismos usuarios se organicen y se sientan parte del proyecto, se puede hacer un desempeño más eficiente que el óptimo teórico.

Es decir, se puede mejorar aún más con un algoritmo inspirado en la comunicación de las hormigas; la idea principal es que cada tren se pueda adaptar a las condiciones en las que está, a cuánta distancia tiene con el de adelante y el de atrás, y a la demanda de pasajeros en la estación. Dando reglas y cierta flexibilidad se logra un desempeño más eficiente.

En el marco de la entrega de la tercera edición del Premio a la Innovación Tecnológica “Ing. Juan Manuel Ramírez Caraza” (que hace dos años obtuvo el proyecto universitario), el director general del Metro, Jorge Gaviño Ambriz, explicó que este programa toma las mejores prácticas de los metros del mundo densamente utilizados. Se consolidará en la estación Balderas y luego se aplicará al resto de las estaciones de la línea 1.

Además, si la prueba piloto en una estación de correspondencia, con mucha afluencia, ha funcionado bien en horas pico, lo hará en otras estaciones. Con propuestas como las de la UNAM, “lo vamos a hacer funcionar mejor”, expresó Gaviño.

Por lo pronto, el proyecto apoyado por Conacyt, la UNAM y el Metro permite que en lugar de esperar seis o siete trenes para abordar, sean tres o cuatro, pues se ha agilizado la apertura y cierre de puertas, y los trenes pueden seguir antes su marcha.