Por: Redacción
En Michoacán, ingenieros en Sistemas Ambientales y en Alimentos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) impartieron talleres a agricultores de las zonas aledañas al municipio de Maravatío, donde, a través de un manual, enseñaron como fabricar, aplicar y mantener en óptimas condiciones su propia lombricomposta, la cual beneficia el desarrollo y crecimiento de los cultivos en huertos y jardines.
Para ello elaboraron un documento que explica cómo esta técnica enriquece el suelo con microorganismos que benefician a las plantas. La composta requiere cuidados especiales de los elementos que la componen, como balance de los índices de pH, humedad y temperatura. El propósito es mantener vivas las lombrices, que son las responsables de oxigenar la tierra y transportar los nutrientes.
La adecuación de los niveles de los componentes se hace al adicionar distinta materia orgánica, como hojas o fruta. En el caso del pH, es necesario agregar restos que neutralicen la acidez de la composta, explicaron Cecilia Grajeda y César Delgado, brigadistas del servicio social comunitario de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) y de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (Upibi), respectivamente.
Por otro lado, en el municipio de Polotitlán, Estado de México, alumnos de la Upibi hicieron el reordenamiento ecológico del pueblo y verificaron si el relleno sanitario de la localidad, cumple con la Norma Oficial 083 (NOM-083-SEMARNAT-2003), sobre especificaciones de protección ambiental para el almacenamiento de residuos sólidos urbanos.
Sin embargo, tras realizar sus pruebas detectaron que estas reglas no se acatan en todos los puntos de revisión. Esto se traduce en que los residuos no logran su compactación total y el espacio del depósito es desperdiciado.
Con el propósito de remediar esta situación, el equipo politécnico presentará un reporte a las autoridades municipales, donde están indicadas las acciones necesarias para que los depósitos aprovechen su capacidad al máximo, detalló la ingeniera ambiental, Janet Osorio López.
Asimismo, un grupo de ingenieros civiles verificó los procesos necesarios para obtener la licencia de panteón municipal, por lo que realizaron el levantamiento topográfico del terreno y estudiaron la mecánica del suelo, con el fin de saber si es apto para ser utilizado como cementerio.
El estudio demostró que ninguno de los panteones municipales cumple con las reglas a nivel de infraestructura, pero al ser terrenos de tepetate sí cuentan con las condiciones óptimas, ya que posee un alto contenido de arcilla, absorbe grandes cantidades de agua, tiene poca fertilidad y se endurece cuando pierde humedad, además evita filtraciones a los mantos acuíferos, recalcó Mauricio Ruiz, brigadista de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Zacatenco.
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