Por: Redacción/

Las zonas urbanas del planeta generan el 80 por ciento de la riqueza mundial y concentran al 54 por ciento de la población, pero demandan tres cuartas partes de los recursos naturales y generan casi la mitad de los residuos sólidos. Además, producen la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, alertó Gian Carlo Delgado Ramos, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.

Inmerso en esta situación, con su ciudad capital como una de las urbes más densas, sobrepobladas y conflictivas del mundo, México tiene un déficit importante de información, modelos climáticos, escenarios de vulnerabilidad y resiliencia, así como carencia de análisis profesionales de transición urbana hacia modelos imaginarios sostenibles, señaló.

En conferencia de medios en el auditorio del CEIICH, Delgado resumió algunos resultados del “Seminario Internacional Ciudades y Cambio Climático: ciencia, política y práctica hacia una agenda de acción común”, evento que reunió en la UNAM, durante dos días, a expertos a nivel mundial.

Acompañado de Guadalupe Valencia García, directora del CEIICH, Delgado señaló que el seminario planteó la necesidad de evolucionar hacia unidades novedosas de planeación, desde las cuales se puedan trascender los tiempos políticos, crear alianzas y colaboraciones en la esfera institucional, académica y social, para procurar una planeación integral de los asentamientos urbanos como un todo.

Esta iniciativa responde al llamado del grupo de Ciudades, del IPCC (siglas en inglés de Panel Intergubernamental de Cambio Climático, con sitio en www.citiesipcc.org), y busca consolidar plataformas de conocimiento nacionales o regionales para iniciar un cambio.

Cómo iniciar la transición

Para iniciar una transición hacia un modelo de ciudad resiliente y adaptable al cambio climático, el universitario consideró que se necesitan tres elementos básicos: la coproducción de conocimiento entre diversas instituciones académicas; el esfuerzo de colaboración a largo plazo entre gobierno, academia y sociedad civil; y el empoderamiento de los actores locales.

En el país, acotó, es insuficiente la coordinación de los tres niveles de gobierno, por lo que puso en entredicho la funcionalidad de los municipios para poder gestionar de forma integral los asentamientos urbanos.

Entre las acciones puntuales, propuso considerar la dimensión ecológica, que incluye una planeación espacial integral a escala intra e inter urbana y regional; el uso eficiente de recursos, reúso y reciclaje de materiales; y la adaptación y mitigación al cambio climático.

Además, sugirió impulsar una economía encaminada a la inclusión y justicia social; valorar el suelo y lograr conectividad e innovación tecnológica.

Dimensiones sociocultural y de gobernanza

Respecto a la dimensión sociocultural, insistió en impulsar la justicia y equidad social; valorar e incorporar nociones de identidad, arraigo, prácticas y diversidad sociocultural, e impulsar la resilencia social.

Acerca de la gobernanza, expuso que se requiere coordinación, eficacia e integración de la política; transparencia y rendición de cuentas; además de empoderamiento social y construcción de capacidades locales.