Por: Redacción
El director de Estudios de Desarrollo Regional del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), de la Cámara de Diputados, Ricardo Martínez Rojas, se manifestó por canalizar mayores recursos presupuestales a las Zonas Económicas Especiales (ZEE) del país, a fin de potenciar su impacto con mayores beneficios a una cantidad más amplia de población.
En este sentido, recordó que la Cámara de Diputados contribuye de algún modo a este propósito al ejercer facultades en este ámbito, como la de aprobar los proyectos de inversión en infraestructura que forman parte del desarrollo de las ZEE.
Otras dos, continuó, tienen que ver con recibir el informe sobre la operación de las mismas que le sea turnado por el Ejecutivo federal y emitir las recomendaciones para mejorar la operación de cada una de las zonas.
Al participar en el seminario de Economía Urbana y Regional “El futuro del desarrollo urbano-regional de México”, señaló que la Ley General de Zonas Económicas Especiales establece que a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público corresponde emitir el proyecto de declaración de la zona.
De igual forma, dijo Martínez Rojas, los programas de desarrollo, otorgar permisos, autorizaciones y asignaciones; además, aprobar el plan maestro de las (ZEE) en las reglas de operación y autorizar la prestación de servicios asociados en el área de influencia.
En cuanto a la relevancia de las ZEE en el mundo, dio a conocer que hay 4 mil zonas de este tipo en 130 países, siendo generadores del 41 por ciento de las exportaciones mundiales, 68 millones de empleos y 20 por ciento de la inversión extranjera directa.
Indicó que el Banco Mundial es el organismo precursor de las ZEE y sus objetivos son básicamente incrementar las ventajas comparativas entre países, corrigiendo imperfecciones de mercado en el contexto de comercio global.
Además, favorecer la aplicación de políticas industriales eficaces, dotadas de un marco normativo que genere certidumbre a las inversiones productivas.
Durante el seminario, impartido en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el investigador de esta casa de estudios, José Gasca Zamora, abordó el tema del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Lo calificó como un acuerdo “ampliamente estructurado y fruto de la integración historia-estructura, que genera ventajas y desventajas: lo que se pierde en un lugar se gana en otro”.
Consideró importante resaltar que este tratado en nuestro país definió no solamente una nueva agenda de comercio, sino también de inversión, es decir, son procesos que van de la mano y, de esa manera, se tendría que analizar el TLCAN para tratar de aislar los impactos territoriales que se han tenido.
Asimismo, añadió, en México generó una creciente especialización funcional en sectores exportadores como lo es el ensamble automotriz, autopartes, aparatos eléctricos, industria aeronáutica; de igual forma, detonó un crecimiento de ciudades y regiones como plataformas de exportación manufacturera.
No obstante, entre los efectos adversos del TLCAN, mencionó que se ampliaron las brechas entre desarrollo urbano y regional; algunas entidades crecieron a mayor velocidad mientras otras observaron rezagos, y el sector agropecuario se polarizó con crecientes productos de exportación, por un lado, pero mayor dependencia en algunos granos básicos.
Gasca Zamora agregó que si Estados Unidos abandona el TLCAN comenzarían a operar las reglas de la Organización Mundial del Comercio y se tendrían pérdidas de competitividad en América del Norte respecto a otras regiones.
En su turno, el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Roberto Eibenschutz Hartman, se refirió a la importancia de construir un nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, considerado como un gran motor de desarrollo, pues indicó que “lo importante en un aeropuerto no es que aterricen aviones, sino que son enormes centros comerciales”.
Un aeropuerto concentra grandes cantidades de población, que “está ahí cautiva durante tres o cuatro horas, esperando a que lleguen o salgan sus vuelos, pero resulta que es la población de mayor poder adquisitivo del mundo y gasta recursos en los puntos de consumo”, apuntó.
Indicó que aunado a que los aeropuertos “son grandes espacios comerciales”, generan una cadena de inversiones complementarias: hoteles, centros recreativos y casinos, así como instalaciones de logística, carga, reparaciones y del ámbito industrial.
Expuso que cuando inicio el actual gobierno se anunció que el proyecto más importante de esa administración seria el nuevo aeropuerto, el cual sería construido en el lago de Texcoco
Recordó que la necesidad de un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México se remonta a más o menos 40 años; “se trabajaba en el ensayo de un nuevo aeropuerto en los terrenos de Santa Lucia la terminal. Los trabajos estaban muy avanzados y de pronto se decidió no seguir con ellos, con el argumento de que era una zona ya saturada, ya desarrollada y que no convenía hacer ahí la terminal aérea”.
Por último, Eibenschutz Hartman, arquitecto especialista en estudios urbanos, expresó: “si vamos a querer que el aeropuerto genere un nuevo desarrollo, lo más probable es que la población sea desplazada de los alrededores, y la pregunta es ¿qué va a pasar con esa gente que va a quedar más lejos y en peores condiciones?”.
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