- En México existe un fuerte núcleo social machista, a pesar de que se promuevan políticas públicas y leyes para una sociedad igualitaria.
Por: Redacción/
La diputada Claudia Angélica Domínguez Vázquez (PT) planteó adicionar una fracción al artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo, para declarar como día de descanso obligatorio el 8 de marzo de cada año.
Menciona que en la actualidad cada 8 de marzo miles de mujeres pertenecientes a diversas organizaciones feministas se movilizan para levantar la voz y visibilizar la gran problemática que existe.
Con la iniciativa, añade, se busca reconocer la lucha de las mujeres mexicanas para alcanzar la igualdad de condiciones, y sería una medida para que el Estado mexicano visibilice la violencia que existe hacia las mujeres, además de sensibilizar a la sociedad con el movimiento feminista, “demostrando que sin ellas no existiría la humanidad”.
En el documento, remitido a la Comisión de Trabajo y Previsión Social, expone que en México existe un fuerte núcleo social machista, a pesar de que se promuevan políticas públicas y leyes para una sociedad igualitaria.
Indica que el feminismo ha ido en aumento en el país, pero es porque “desgraciadamente suceden, día con día, feminicidios, violencia familiar, agresiones contra la dignidad de las mujeres y muchos más casos que persisten en nuestra sociedad”.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) por cada 100 mujeres de 15 años y más que han tenido pareja o esposo, 42 de las casadas y 59 de las separadas, divorciadas y viudas han vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual durante su actual o última relación, añade.
Refiere que el 40.1 por ciento ha vivido por lo menos una vez de insultos, amenazas, humillaciones y otras ofensas de tipo psicológico o emocional. Aunado a ello, hay mujeres solteras que sin tener pareja ya enfrentan situaciones de violencia.
Destaca que aunque el tema del feminismo en México se encuentra en debate por llegar a ser radical, este radicalismo es mínimo en comparación con la gran ola de violencia que sufren las mujeres mexicanas todos los días.
Sugiere no dejar de lado este movimiento, sino por el contrario apoyarlo para lograr “esa igualdad que debe existir a plenitud, además de sus derechos humanos universales, interdependientes e indivisibles”.
Puntualiza que esta brecha entre mujeres y hombres muy difícilmente va a aminorar, si no se combate con educación, valores, ética y moral, que son pilares para que el pensar de las masas pueda evolucionar con el paso del tiempo y se logre alcanzar una verdadera igualdad entre ambos sexos.
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